La política exterior española en la Marca España

La Marca España despliega sus efectos sobre diferentes ámbitos de la cultura y política españolas. En el caso particular de la política exterior, sus efectos son más que notables, precisamente porque la marca incide directamente sobre la imagen del país en sus relaciones con los demás.

Sin embargo, la política exterior ha sido una de las áreas más olvidadas de la vida política, tanto por la opinión pública como por los especialistas y políticos. A partir de la transición democrática de 1976, España comenzó a adquirir mayor protagonismo en el mundo internacional suscitando a su vez mayor inte rés entre los expertos. Así, en 1982 pasaría a formar parte de la Organización de las Naciones Unidas y posteriormente de la Comunidad Europea (1986).

Hoy, nadie discute su importancia, pues el actual escenario internacional exige a los estados un comportamiento de alcance global. Aquí cobra una importancia clave la imagen del país, que constituye un importante activo para consolidar la posición de un estado internacionalmente. Tanto es así, que el Ministerio de Exteriores y de Cooperación, al mando de José Manuel García-Margallo, cuenta desde 2012 con la figura del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España, cargo que actualmente recae en Carlos Espinosa de los Monteros.

Desde la creación por medio del Real Decreto 998/2012, de 28 de junio de dicho organismo, muchos han sido los beneficios y progresos. De ello nos habló a la redacción de EuropeaMedia el pasado jueves 8 de octubre el Ministro de Exteriores en la emblemática Plaza de Colón, durante un evento organizado para potenciar la Marca España.

Carlos Espinosa comentó a Europea Media cómo ha mejorado la marca España durante los últimos cuatro años. Según el Alto Comisionado “Ha mejorado considerablemente. Medido por índices independientes, desde el Reputation Institute, una institución americana que hace cuarenta mil entrevistas en el mundo y clasifica los países, donde hemos subido dos posiciones en el ranking mundial. Ha mejorado desde el punto de vista de los inversores. Los índices que publican los bancos de inversión hace tres años de treinta bancos de inversión principales del mundo, veinticuatro o veinticinco recomendaban salir de España, tres o cuatro seguir y únicamente uno decía que invirtiéramos. Hoy tenemos lo contrario, es decir, de veinticinco bancos de inversión que recomiendan invertir en España, dos o tres recomiendan conservar lo que se tenga y sólo uno que recomienda vender. Y así podríamos mencionar bastantes índices pero en definitiva podemos decir que en el año 2013 comenzó una mejoría que se consolido en el 2014 y que ya ha cobrado fuerza en el 2015″.

 Otras mejoras fuera del ámbito financiero merecen también ser mencionadas. Entre ellas, las relaciones con América Latina, la presidencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, y la presencia, cada vez más consolidada, de España en el G20. Respecto a las relaciones con América Latina, ” la marca España ha contribuido a afianzar aún más los vínculos bilaterales. Sin duda, uno de los puntos de conexión principales entre ambas regiones son las Cumbres Iberoamericanas que, si bien son a menudo criticadas por la elevada ausencia de sus mandatarios, permiten una mayor promoción de la marca del país en el exterior”, señaló Carlos Espinosa. Además, continúa “las relaciones bilaterales con América Latina merecen especial atención por la particular importancia que tienen para la política exterior española, pues comparte unos vínculos histórico-culturales que permiten hablar de iberoamericanidad.

 Para analizar las relaciones exteriores que España ha mantenido durante los últimos cuatro años con América Latina, nos centraremos en el estudio de las recientes cumbres. La Cumbre de Asunción de 2011 se celebró en un contexto en el que la efectividad de estas reuniones quedó cuestionada dadas las frecuentes ausencias de algunos mandatarios y el frágil funcionamiento del sistema. Además, la situación económica española se encontraba en un momento crítico marcado por la crisis económica y, por tanto, una cierta pérdida de interés en la región. Si bien el asunto principal de la reunión fue “La transformación del Estado y el desarrollo”, el debate periodístico se centró más bien en el elevado absentismo, y es que once de los veintiún protagonistas no acudieron a la cita. El hecho de que estas ausencias transciendan más que los acuerdos adoptados puede resultar ciertamente injusto pero lo cierto es que resta credibilidad y legitimidad a la Cumbre.

Un año más tarde se celebraría la Cumbre de Cádiz, marcada en España por la presencia de un Rey Juan Carlos con la salud menguada. En esta cumbre los mandatarios reafirmaron su convicción sobre la necesidad de un nuevo proceso de “refundación y revitalización”. Este proceso continuó en la cumbre de Panamá y hasta la de Veracruz en 2014. La Resolución de Veracruz prevé la integración de los Organismos Iberoamericanos a través del Comité de Dirección Estratégica, la desconcentración institucional de la SEGIB delegando en oficinas regionales y la definición de nuevas áreas de cooperación (Cultura, conocimiento y cohesión social).

A pesar de las múltiples críticas que reciben las Cumbres Iberoamericanas por falta de acuerdos tangibles, éstas resultan de gran ayuda para entablar relaciones diplomáticas con los países que las componen. Además, suponen una parte importante para la política exterior española, estrechando la relación entre ambos ejes.

 Presidencia Consejo Seguridad

Durante los dos próximos años España, como miembro no permanente, será el país encargado de presidir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La presidencia del Consejo genera una serie de derechos y obligaciones que otorgará mayor protagonismo a España en el conjunto de la sociedad internacional. Los asuntos que el Consejo deberá resolver en un futuro próximo no son, ni mucho menos, despreciables. Como es sabido, el Consejo vela por la seguridad internacional y las amenazas del mundo actual traspasan la barrera de los conflictos interestatales. El contexto de la seguridad internacional es, por tanto, mucho más complejo y entre las amenazas podemos encontrar el terrorismo internacional, guerras civiles, armas de destrucción masiva, epidemias, genocidio, etc. El factor más alarmante de estas amenazas, que son relativamente tradicionales a lo largo de la historia, es que los autores de todas ellas ya no son un Estado identificable sino actores no estatales. Esto hace que la exigencia de responsabilidad de sus actos, así como su enjuiciamiento sea harto más compleja, por no decir imposible.

Este año 2015 España forma parte de los miembros no permanentes del Consejo. Anteriormente formó parte del mismo en los años 1969, 1981, 1993 y 2003. La presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad este mes de octubre recae en España.

Por lo general, el representante de España en el Consejo es el embajador español en Naciones Unidas, Román Oyarzún, y excepcionalmente recae en el Ministro de Exteriores (Maragallo), pero durante el mes de octubre, será Mariano Rajoy, quien ostente la representación.

El interés del presidente del gobierno por ocupar el puesto en el consejo durante el mes de presidencia, radica en revisar la aplicación de la resolución 1325, aprobada en el año 2000, sobre Mujer, Paz y Seguridad, la primera que se ocupó de la situación de la mujer en los conflictos armados, y en la cual nuestra diplomacia lleva trabajando durante meses para presentar una propuesta de resolución que actualice la 1325. Una resolución con firma española.

En un momento especialmente delicado en torno al conflicto en Oriente Medio, Maragallo, Ministro de Exteriores y actuando como Presidente del Consejo de Seguridad, ha participado en la reunión del Cuarteto para Oriente Medio. En ella, ha querido destacar la importancia del Consejo de Seguridad, el que, a su juicio debería tener más influencia, ha propuesto ampliar el Cuarteto a otros Estados importantes, tanto árabes como de la Unión Europea, y ha aprovechado para proponer a España como un Estado constructivo en este aspecto.

 G20

permanente (según la página web del Ministerio de Exteriores). Además, España puede hacer sugerencias por medio de la Unión Europea, por lo que estaría representada (teóricamente) en la cumbre.

¿por qué no es miembro del g20?

Tal y como en 2008 afirmó el catedratico y profesor del IESE,Antonio Argandoña, (Expansión. Año 2008) , España no tiene qué aportar: “Un país está dentro de un grupo internacional porque domina en algo, aporta y pesa”. http://www.expansion.com/2008/10/23/economia-politica/1224756719.html

Por otro lado, el Ministerio de Exteriores español ensalza la presencia de España en siete cumbres extraordinarias del G20, (el cual reúne a los representantes del G8 más la UE y las 12 economías emergentes desde 1999) del cual no forma parte, pero del que desde 2008 ha presenciado cumbres de carácter extraordinario después del anterior Primer Ministro Francés Nicolás Sarkozy cediese a España uno de los dos puestos que le correspondían a Francia (por ser miembro del G-8, así como presidente de turno de la UE).

Más tarde, en 2009, acudió como presidente de turno de la UE. En 2010, la cumbre se celebró el Seul y el propio país anfitrión invitó a España como “miembro de un G20 ampliado”. España ha continuado acudiendo a cumbres extraordinarias hasta el año 2013 en San Petersburgo de forma periódica.

Como se ha dicho, a pesar de que no es un miembro de pleno derecho, desde 2010 y tras severas batallas diplomáticas se le considera ya invitado.

Marta Tafalla, María Gaytán

Sobre el Autor

Publicaciones de la redacción del observatorio.

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