Refugiados: esperanzas entre el alambre

Esta semana entrevistamos a Ruth Ferrero Turrión, profesora de Ciencia Política y analista en la revista digital de temas internacionales  Esglobal. La entrevista giró sobre el reto que supone la gestión de la crisis de los refugiados para la Unión Europea.

Si se hace balance respecto al año pasado vemos que la situación ha empeorado dramáticamente. Producto de la falta de decisiones políticas y de entendimiento por parte de los países miembros, la crisis de los refugiados se ha tildado de alarmante. Los buscadores de asilo que se agolpan en las fronteras de Europa y arriesgan sus vidas en una ardua travesía provenientes en su mayoría de Iraq, Eritrea y sobre todo de Siria.

El tratado existente entre la Unión Europea y Turquía ha encendido la polémica y ha levantado críticas por parte de sus detractores que lo califican como una clara violación de los derechos humanos y del derecho comunitario. Las normas de asilo se recogen en diferentes textos jurídicos como la declaración universal de los derechos humanos, el Tratado de Dublín, la convención de Ginebra y en la propia normativa europea.

Este amplio marco jurídico establece una serie de atributos vinculados a la condición de refugiado. Ruth defendió la necesidad de hacer diferencia entre los emigrantes y los refugiados porque ambos se rigen por normativas distintas.

Los países que se han mostrado más partidarios de la política de acogida han sido Alemania, Suecia o Noruega. Tradicionalmente países avanzados con sociedades igualitarias donde se incita a la población a cooperar con los más desfavorecidos y donde existen muchos impuestos para repartir la riqueza con mayor equidad.

Por otro lado la poca proactividad de los países del sur se debe a una sencilla razón. Históricamente los países del sur han supuesto el muro de contención frente a las oleadas migratorias provenientes del continente africano y oriente próximo. Donde la situación se ha tornado más complicada y donde suelen agolparse en las fronteras a la espera de la concesión de permiso para poder acceder a otros puntos de Europa.

Sin embargo hasta en los países más activos en acción humanitaria se están alzando al poder partidos con ideología extremista. Los movimientos anti-inmigración y en contra de la entrada de musulmanes a Europa están ascendiendo entre  el electorado. En Europa encontramos los casos de Jobbik (Hungría), Aurora Dorada (Grecia), Peruss (Finlandia), el PVV (Holanda), UKIP (Reino Unido) o el Frente Nacional en Francia. Una situación que condiciona la política europea debido a que estos partidos tienen un considerable peso dentro del parlamento europeo.

El miedo a la islamización, el terrorismo y el aumento de la inseguridad es aprovechado por los partidos de esta índole cuyos discursos van dirigidos a crear una Europa solo para los europeos.

Las incongruencias por lo tanto entre lo que predica la Unión Europea sobre la democracia, el respeto a los derechos humanos y la acción humanitaria y lo que realmente determinan sus políticas son palpables. En palabras de la Profesora Terrón “estamos volviendo a repetir escenarios que ensombrecieron la imagen de Europa durante los años 30” y la política europea está dando claros síntomas de ello.

En lo que va de año unos 200.000 refugiados han cruzado las fronteras de Europa que junto con las cifras del año pasado rondan ya los 1.4 millones de personas que necesitan asilo. El resto de refugiados se aglomeran en improvisados campos de refugiados en los asentamientos fronterizos. En el caso de los sirios ya son casi 5 millones de refugiados, repartidos sobre todo entre los países de orbita del país, en el caso del Líbano los sirios suponen un 33% de la población. Según los organismos de ayuda humanitaria la crisis está alcanzando magnitudes impensables, cuya solución dependerá de la capacidad de acción de los políticos europeos.

En su larga travesía hacia Europa los refugiados pierden la vida por su arduo recorrido por el Mediterráneo en pateras, a través de los ríos de Europa o por la falta de abrigo o alimento ante las condiciones climáticas extremas de algunos lugares de Europa. La política comunitaria parece retrotraerse ante los intereses nacionales, se declaran los estados de emergencia y se procede al blindaje fronterizo desestimando las disposiciones del tratado de shenguen. El miedo de los partidos tradicionales a perder el terreno electoral frente a las nuevas fuerzas ha incentivado a la unión europea a ser mucho más contundente respecto a las políticas de asilo e inmigración.

Sin embargo Ruth defendía que a muchos países la llegada de refugiados va a mejorar las condiciones del país en ciertos aspectos o ámbitos. Por ejemplo la llegada de muchas mujeres y jóvenes ayudara a estabilizar la pirámide poblacional que esta ya de por sí invertida por la gran concentración de población anciana en Europa y a la vez mas trabajos que ayuden a equilibrar la inmensa balanza de pensiones que maneja Europa.

El futuro de Europa depende de la capacidad de sus mandatarios para gestionar y hacer frente a los grandes retos a los que se afronta la unión europea como la crisis económica, la integración europea, el ascenso de ideologías extremas, la problemática migratoria y de asilo de refugiados entre otros. El éxito de la gestión depende también del correcto cumplimiento de las leyes y el marco jurídico comunitario siendo congruentes con los principios que forjan y sustentan el sueño europeo.

Dexter Vidal Martínez

Sobre el Autor

Doble Grado en Relaciones Internacionales y Derecho. Director del departamento legal y internacionalización de Muser. Areas de Interés: America Latina, política Exterior de EE.UU, Terrorismo y crisis de los refugiados.

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