El terrorismo centra su foco y azota de nuevo al Sahel y al Magreb

Terrorismo en el Magreb y el Sahel | Observatorio del terrorismo

El terrorismo no es nada nuevo en el Sahel y el Magreb. Con la llegada de la actual crisis del COVID-19, más conocido como Coronavirus, esta forma violenta de lucha política ha sufrido un repunte con respecto a los meses anteriores. 

De esta forma, durante el mes de septiembre de 2019 que se ha registrado en estas zonas, marcó un total de 49 ataques terroristas, siendo la zona de Sahel la más afectada. En total se ha registrado un número de 169 fallecidos entre organizaciones terroristas, civiles y militares del gobierno. Los terroristas abatidos durante este mes de han sido un total de 134. La conflictividad dentro de la zona deja unas cifras de 303 fallecidos en total.

Durante el mes de octubre se han producido, al menos 78  atentados de inspiración yihadista en los que han muerto un total de 416 personas en dieciocho países.  El Sahel Occidental, se está convirtiendo en el núcleo de estos ataques junto con Afganistán. Esto se debe a la actividad que están llevando a cabo ciertas organizaciones terroristas en los países de Mali y Burkina Faso. 

En el penúltimo mes del año se han registrado un total de 260 fallecidos en total (civiles y militares). El número de atentados al igual que el mes anterior ha sido de 49 ataques yihadistas. Si se tiene en cuenta a los militares de grupos armados, las bajas aumentaron hasta 442. Con diferencia al mes de septiembre, se ha visto incrementado el dato de fallecidos en un cincuenta por ciento.

Por lo que respecta al año 2020 y tomando en cuenta los principales meses de la crisis del coronavirus – febrero, marzo y abril- se procede a observar cómo en lugar de notarse un importante descenso, ocurrió todo lo contrario. En estos meses, en la gran mayoría de países del mundo se ha instalado un estado de alarma o una cuarentena. De esta forma, la radicalización del terrorismo se acrecentó. Además, se han buscado formas poco convencionales de captación de adeptos como pueden ser las redes sociales o a través de los videojuegos. 

En Febrero de este año, se han registrado 71 ataques yihadistas en las regiones del Magreb y el Sahel Occidental. Esta violencia ha dejado a su pie la muerte de 271 civiles y militares. Durante este período se ha producido un descenso en el número de ataques y de víctimas con respecto al mes de enero. En dicho ciclo se registraron 77 atentados y 502 bajas tanto de civiles como de militares. 

En lo que respecta al Sahel Occidental, la situación es peor al mes de enero. En Burkina Faso se han producido dos atentados más con respecto a dicho periodo, alcanzando así un total de 21 atentados. En cuanto a la región del Magreb, solo se ha producido un ataque yihadista al sur de Argelia. El atentado, se produjo con la explosión del vehículo en el que viajaba el terrorista. Según destaca el Observatorio, esto ha sido una forma completamente nueva de producir estos crímenes en esa región. 

El mes de Marzo, donde esta gran pandemia mundial ha tomado el mundo, el terrorismo desprende su lado más letal desde hace meses. En el tercer mes del año los atentados ascendieron a 170 dejando a su pie 980 víctimas mortales. Este dato tan elevado de muertes no se había producido desde Enero del 2019. Desde el Observatorio, afirman que este periodo de confinamiento de población podrá dar pie a un gran aumento de procesos de auto radicalización. Esto se debe al consumo de propaganda yihadista, el acceso a canales y foros que posean este contenido. 

Durante el mes de Abril, los casos han mantenido un leve descenso respecto al mes anterior, pero su  tendencia continua a la alza. De esta forma, se han producido 159 nuevos ataques en los que han perdido la vida al menos 620 personas. Un dato que se debe destacar en este periodo es la relación que mantienen el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS) y JNIM, franquicias de Daesh y de al Qaeda. Así, se observa cómo EIGS es más fuerte en Burkina Faso y JNIM en Mali. 

El terrorismo parece una de esas actividades que no se rinde ni cuando el mundo necesita un respiro. Algo imposible de erradicar y que, quizás cada vez tenga más fuerza debido a las grandes diferencias que surgen entre los países. 

Álvaro Álvarez y Paula Fernández

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