Madrid recuerda 17 años después

Irene Fernández, Patricia Darias, Lorena Almansa

Patricia Rzaca, polaca, 7 meses;  José Luis Tenesaca Betancourt, ecuatoriano, 17 años; Encarnación Mora Donoso, española, 64 años; Tres nombres de las 198 víctimas y alrededor de 2000 heridos que cobró la organización terrorista Al-Qaeda en Atocha el 11 de marzo de 2014. Bombas que contribuyeron a finalizar con la banda ETA, y que pasaron a formar parte de la historia como intensos minutos de lágrimas y pesar.

17 años después, el recuerdo sigue latente y transformamos la angustia en flores.

Este 2021, se rindió nuevamente, un homenaje en los jardines del Palacio Real, presidido por los reyes de España y el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y acompañados por representantes de los altos cargos del Estado y Asociaciones de Víctimas de los países europeos.

También, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, han rendido tributo a los afectados colocando  una corona de laurel sobre la placa conmemorativa de la Real Casa de Correos.

Jose Luis Rodríguez Zapatero dedicó en 2004 unas palabras tras el ocurrido atentado. En ese entonces, Zapatero estaba a expensas de unas elecciones de las que posteriormente saldría victorioso. Años más tarde del atentado, el mismo declara “Ese día se puso a prueba a España”.

El presidente hasta entonces, Jose Maria Aznar, insistió que detrás del 11-M hay unos autores intelectuales: “Los que lo hicieron tuvieron una información muy detallada de gente que conocía muy bien el terreno y lo que pasaba en España”. Hasta este momento los atentados producidos en el país iban de la mano de la banda terrorista de ETA, es por ello que decidieron culparlos de los hechos producidos. Algunos como el ministro de interior, Angel Acebes, declara “No hay duda, ha sido ETA”. Porque el terrorismo islámico no nos iba a afectar. Porque estaba demasiado lejos. Aún habiendo recibiendo amenazas claras por parte de la banda en el mes de octubre que hizo activar el estado de alerta antiterrorista. Porque somos más fuertes que esto. Fue un tiempo más tarde cuando Acebes menciona una llamada recibida por parte de Telemadrid de un varón con acento árabe que avisaba de que había dejado una cinta de vídeo en una papelera situada entre la Mezquita y el tanatorio de la carretera de circunvalación M-30, situado a unos 300 metros.

                 Imagen de la mezquita de Madrid y del

                 tanatorio de la M-30. (J.Palomar)

A día de hoy, pasados 17 años de la masacre, las voces de poder siguen rememorando los hechos.

La líder de la oposición, Isabel Diaz Ayuso, ha mostrado su apoyo para que se recupere la memoria de las víctimas de los atentados del 11M, porque “el terror ha intentado doblegar un país”. Lamentablemente algunos dirigentes políticos como el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, han sido acusados por politizar un acto de bandera blanca e intentar hacer campaña política. El vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, mencionó en un acto de público la siguiente afirmación: “Hoy recordamos con dolor aquel 11 de marzo de 2004 que marcó trágicamente la historia de España y con rabia las mentiras de quienes desde el Gobierno del Partido Popular trataron de engañar a todo un país para mantenerse en el poder. Memoria para no olvidar”.

No solo los líderes políticos y las grandes voces del periodismo se hicieron eco de los acontecimientos, también, la gente que ha tenido la suerte de contarlo tras haber sufrido el mismo, dan sus testimonios del espantoso momento.

Raúl Lopez, 52 y su mujer Elda María Tamayo, 50.

Un testimonio narrado por su mujer dado que él nunca ha querido hablar del tema desde entonces.

Ellos vivian en Santa Eugenia, donde Raúl López, de 35 años, cogía el tren regularmente para dirigirse a su empleo esa mañana. Iba en el vagón central del tren, cuando justo el vagón de delante y de detrás explotaron. De primeras no sabía que había pasado. Al bajar, tomó consciencia de lo ocurrido. Cadáveres, cuerpos desfigurados, heridos…

En shock, salió del lugar y andó hasta una cabina de teléfono, desde la que aseguraría a su mujer embarazada que estaba bien, a lo que ella, sin entender, respondía: “yo también”.

Ese día volvió a casa andando, y nunca más habló del tema.

Con sus celebraciones, Raúl cambia de canal, no es capaz de hablar 17 años después.

Diego Meléndez Asensio, 51.

El 11 de marzo tenía una conferencia en el IFEMA a las 9:00 horas, el “Spot learning”. Con 34 años, estaba invitado a una charla y a participar en ella. De camino en el coche comenzaron a avasallar con noticias sobre el atentado. Al llegar allí había mucho murmullo: qué había pasado, quiénes eran los culpables…

Localizamos al círculo cercano para saber si estaban bien o no, y fue a mitad de conferencia, sobre las 9:30-10:00, que suspendieron todas las actividades y nos echaron del lugar.

Al abandonar el establecimiento vi cómo entraban los coches funerarios y taxis con gente compungida. Al principio no sabías que había pasado pero al ver toda la gente allí pues me chocó e impresionó bastante. Fue un gran golpe.

Antonio Madejón, 56

Yo tenía 39 años y la ruta que seguía era Aluche, C5 dirección Atocha. Cuando llegué y entré en la estación se empezó a evacuar a toda la gente porque no se sabía que había pasado.

Creo que fue justo 5 minutos después del atentado que llegué para realizar el trasbordo. Todo se paró, y decidí meterme en un bar a tomar un café. Fue en ese momento cuando comencé a escuchar especulaciones sobre un posible atentado.

Días después, cuando el tránsito se volvió a regular todos los transeúntes, pudimos observar el escenario del crimen: Ese tren destrozado.

La única palabra para describirlo es impresionante.

Jonathan Sousa Rosendo, 17, actualmente 34

Estaba solo y era un joven de tan solo 17 años. Era muy temprano e iba de camino a mi primer trabajo, en la oficina de Seguros Atocha, en una correduría de seguros que estaba en Gran Vía. Allí era donde hacía el cambio de tren para coger el metro, la línea 1 hacia Callao.

Recuerdo un ruido muy fuerte y todo el mundo corriendo, saliendo de los andenes. Recuerdo caerme y romperme la muñeca derecha.

Vi a gente tirada por el suelo, gritando… Todo era caos.

Desde entonces veo todo de otra forma, no piensas nunca que pueda haber gente tan cruel. Creo que es todo mucho más seguro ahora, que hay más vigilancia.

Me molesta pensar que siempre nos tienen que dar palos para aprender.

Esto fue el 11 M, un dolor que sigue vivo.

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