El enviado especial de Naciones Unidas para el conflicto en Siria, Staffan de Mistura, ha anunciado que las conversaciones de paz se celebrarán finalmente el 29 de enero y durarán entorno a seis meses.
La falta de consenso entre el régimen de Damasco y los rebeldes, así como la intervención de Arabia Saudí, han retrasado la celebración de las conversaciones, que estaban programadas para el pasado lunes. Antes de afrontar el gran reto de la paz en el complejo conflicto sirio, de Mistura deberá aclarar qué grupos considera oficialmente terroristas para permitir que formen parte del proceso, aunque ya ha anunciado que tratará de ser lo más “inclusivo posible”. Una vez definidos, el objetivo de las negociaciones se centrará en alcanzar un alto el fuego, la constitución de un Gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones libres. Simplificando la realidad y con el fin de ofrecer una mayor comprensión del conflicto, podemos definir las partes implicadas como el gobierno Sirio con Bashar Al Assad y sus aliados (Rusia), Hezbollah, las fuerzas Kurdas, el Estado Islámico y los opositores al régimen, entre los que existe una amplia diversidad ciertamente indefinida con algunos grupos más moderados y otros más radicales. Además hay países occidentales que intervienen militarmente como Estados Unidos, Irán, Arabia Saudi, Turquía, Francia y Reino Unido. Cada uno con mayor o menor intensidad y apoyando a grupos diferentes.
En cuanto a las expectativas de éxito acerca del proceso, el representante de la oposición Siria en Ginebra, Assad al Zoubi, ha manifestado su falta de optimismo sobre las conversaciones, según informa Reuters. Al Zoubi dijo, refiriéndose a de Mistura, que “no puede imponer condiciones” a la oposición en el proceso de negociación. De momento, el grupo opositor tiene prevista una reunión el martes en la que se decidirá si formarán parte en las conversaciones de Ginebra. Tal y como manifestaron en ocasiones anteriores, su participación dependerá de que tanto el gobierno de Al Assad como Rusia cesen con los bombardeos y se levante el sitio sobre ciudades controladas por opositores.
El panorama es, por tanto, más complejo aún de lo que pudiera parecer si tenemos en cuenta que ni siquiera está claro los grupos que componen la oposición al régimen. La inclusión del Estado Islámico y de Al-Nushra en las conversaciones ha sido descartada por tratarse de grupos terroristas reconocidos por las Naciones Unidas. Tampoco participará el partido Kurdo de Unión Democrática (PYD) en el proceso por considerarse también terrorista, calificación que ha generado mucha controversia. Las Naciones Unidas habrían recibido presiones por parte del gobierno turco, quien aseguró al canal de noticias NTV que “si se invita al PYD a las conversaciones de Ginebra por supuesto que vamos a boicotear la reunión”. La selección de participantes en las conversaciones resulta de vital importancia para alcanzar un acuerdo común que pueda ser respetado por todas las partes involucradas en el conflicto. No obstante, la aparente indecisión e incertidumbre acerca de los miembros siembra la duda sobre la eficacia de las conversaciones.
Las negociaciones para la paz en el conflicto llevan años buscando una solución. Ya en 2014 se trató de poner fin al conflicto mediante la denominada Ginebra II, unas conversaciones de paz que finalmente se vieron suspendidas por los incesantes bombardeos en Siria. Mientras tanto, la guerra se ha llevado por delante la vida de más de 300.000 sirios y otros 4.000.000 han emigrado en busca de nuevas oportunidades. Por tanto, resulta paradójico que los principales actores del conflicto no formen parte de la solución y ante ello seguiremos preguntándonos una vez más si servirán de algo las conversaciones de paz.
