Europa debe hacer frente a la casi insostenible situación que se está viviendo, consecuencia de la ingente afluencia de refugiados que copan las fronteras y que esta inquietando a muchos gobiernos que ya están tomando medidas. Sin olvidar el deterioro que está sufriendo la imagen de los refugiados producto de algunos acontecimientos recientes como la masacre de la sala Bataclan en París, las violaciones indiscriminadas en Colonia el pasado fin de año o el asesinato de una asistente social esta semana en Suecia. Ante esta situación la política europea está reaccionando blindando los derechos y aumentando los controles fronterizos.
Dinamarca ha sido protagonista esta semana, con una nueva propuesta en la que se opta por confiscar los bienes de los refugiados con miras a cubrir los gastos generados por los propios demandantes de asilo.
La medida supondrá que los solicitantes de asilo solo puedan conservan el equivalente 10.000 coronas, unos 1.340 euros.
El parlamento danés ha dado luz verde a esta polémica medida que ya ha sido criticada por algunos países de la unión europea. La celebración de la votación tuvo lugar este martes día 26 de Enero, lo que supuso un antes y un después para la restricción de los derecho de los refugiados.
Esta propuesta fue impulsada por la tercera fuerza política de Dinamarca el partido liberal a cuya cabeza se encuentra Lars Loke Rasmussen. El partido contó con el apoyo del Partido Conservador, Alianza Liberal, y del ultranacionalista Partido Popular Danés, los tres partidos que forman el Gobierno actual, a los que también se añadió el apoyo de los socialdemócratas. No obstante esta medida permitirá a los refugiados conservar sus bienes de valor sentimental, como por ejemplo las alianzas matrimoniales. Finalmente la propuesta fue aprobada por una demoledora mayoría de 81 de los 109 diputados presentes en el hemiciclo.
La medida no es nueva, pues toma inspiración de otros países de Europa en la que se aplica como en Suiza y algunos estados alemanes.
La argumentación sobre la reforma danesa, parte por un lado de que el Gobierno debe igualar las condiciones de los peticionarios de asilo con las que se aplican a los ciudadanos daneses para acceder a ayudas públicas y por otro para aliviar las tensiones económicas derivadas de la manutención de los refugiados, que según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) supuso el 0,47% del PIB del país, solo superado por el 0´5% sueco en el año 2015. Parece que muchas de las medidas van dedicadas a hacer de estos países un menor atractivo para los refugiados por el aumento de las trabas establecidas.
Inger Støjberg, ministra de integración, defendió que la ley es congruente con los acuerdos internacionales, sin embargo la medida no ha sido respaldada por varios organismos de defensa de los derechos humanos que creen que la reforma va dirigida a reducir la afluencia de refugiados a los países bálticos.
No obstante los detractores de la reforma la califican de inhumana y de tener un carácter simbólico pues la mayoría de los refugiados carecen de tales bienes pues suelen haberse quedado en el camino tras pagar a los muchos intermediarios y controladores en su odisea hasta el corazón de los países europeos.
A esta medida se le suma otra dirigida a recortar un 10% de la ayuda económica que reciben los refugiados mensualmente, a veces ineficiente para un país con altos estandandares de vida. Pero sin embargo una de las grandes preocupaciones gira en torno a la problemática derivada de la reagrupación de las familias cuyo periodo se extiende de 1 a 3 años para ser tramitado.
Según datos del Eurostat en el 2015 se produjeron más de 894.000 solicitudes de asilo de las cuales casi 20.000 fueron en Dinamarca. El problema de las migraciones a Europa aumenta su relevancia dentro del parlamento europeo que fomenta el desarrollo de nuevas regulaciones en materia de fronteras. La crisis de los refugiados esta a la orden del día y es menester de Europa darle una solución cuanto antes.
Dexter Vidal Martínez