El 13 de marzo, los alemanes fueron llamados a las urnas en unas elecciones regionales donde decidieron castigar duramente a la canciller Angela Merkel debido a su política de asilo de refugiados. Alemania ha notado la gran oleada de refugiados que buscan cobijo en el país. El malestar social ha derivado en el surgimiento de nuevas y enfurecidas fuerzas políticas como Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland), un partido anti-refugiados. Los resultados de las elecciones regionales muestran igualmente una estrepitosa caída del partido socialdemócrata, el cual ha quedado por detrás de AfD en dos de los tres Estados que componen Alemania.
El Partido de la Unión Cristianodemócrata (CDU) ha perdido contra todo pronóstico en los Estados de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado. En el rico y conservador Estado de Baden-Wutermberg se han asentado los Verdes desbancando así CDU como primera fuerza. En el caso de Renania-Palatinado, nadie explica la derrota de CDU donde la candidata democristiana, Julia Klöckner, era la favorita en las elecciones.
La crisis de los refugiados ha generado una preocupación social sobre el país. El millón de refugiados llegados a Alemania junto a los masivos y planificados abusos sexuales ocurridos en Colonia a manos de inmigrantes del Magreb han cambiado las prioridades políticas de los votantes. Todos los partidos políticos alemanes se han visto castigados por la amabilidad ofrecida a los refugiados. La propia canciller Angela Merkel ha sido penalizada por brindarles facilidades. El único partido político que se ha visto beneficiado en las urnas por su postura ideológica es el partido AfD quien ha conseguido en estas elecciones representación parlamentaria. Los pronósticos apuntan que los resultados en las urnas no supondrán el fin del gobierno de Angela Merkel pero sí señalan un turbulento mandato de un año y medio que queda de legislatura.
Isabel Berga Romero