El reconocido periodista, David Jiménez, visita la Universidad Europea de Madrid y ofrece a los estudiantes de relaciones internaciones y periodismo, una reflexión sobre la información en dictaduras basándose en su destacable recorrido.
El antiguo estudiante de la UEM volvió a las aulas para hablar de las nuevas narrativas periodísticas y las diferentes dificultades que se encuentran en el reporterismo, dependiendo del país al que se quiera acceder como corresponsal.
Nos lleva a sus inicios, donde mientras trabajaba en una redacción, se dio cuenta de que el periódico para el que trabajaba, no tenía corresponsales que cubrieran Asia. Propuso a su jefe ocupar esa labor y así es como emprendieron la primera corresponsalía en Asia. Lo que al principio pactaron serían 6 meses de trabajo, se convirtieron en 17 años. David lo define como el principio del cambio ya que nos confiesa “Las cosas importantes no ocurren en redacción”. Define ese trabajo como enriquecedor “te hace crecer no sólo como profesional, sino también como persona”.
Recalca los obstáculos a los que se ha enfrentado para acceder a ciertos países como, por ejemplo, “la pesadilla del Visado”. Aunque nos confiesa que acabó desarrollando tácticas para acceder a ellos. Divide el nivel de dificultad para trabajar, en tres niveles. El primero y en que más ha profundizado, son las dictaduras y regímenes autoritarios. Comenta, que con la llegada de la tecnología, las formas de presión se renuevan y por tanto, la capacidad de control aumenta. Los regímenes tienen el control absoluto y, por tanto, periodísticamente hablando, la opresión es inmensa.
Continúa con un segundo nivel que son las dictaduras democráticas. Dictaduras que se visten de democracias en los que los periodistas pueden tratar ciertos temas con libertad, pero otras que no pueden ni nombrarse. Como podría ser, por ejemplo, el caso de Tailandia, donde se podría trabajar sobre varias cuestiones, pero nunca sobre la Familia Real.
David, sin embargo, lucha por sacar todas la vedad a la luz, porque según dice “si un periodista no está ahí para dar voz, no va a haber absolutamente nadie”.
En el tercer grado nos situaríamos los países como España quien contiene un control sutil. Lo clasifica de esa manera porque la censura existe debido a los intereses político-económicos. No hace demasiado hincapié en este asunto porque explica, después de estar en países autoritarios, analiza el problema con cierta relatividad.
David comparte con nosotros historias que parecen sacadas de películas, donde las vidas de personas fueron puestas en peligro junto a la suya, por defender la verdad de un acontecimiento. Pero él plantea la decisión que hay que tomar frente a una información: “¿Cuentas la historia y te echan? o ¿No la cuentas pero no cumples con tu trabajo?”.
Por supuesto el periodista dice haber elegido la segunda opción en algún caso, pero sigue defendiendo la labor del periodista frente a las injusticias “si el periodismo desaparece, la impunidad es absoluta”.
“El lugar más feliz del mundo” (2013) es el título del libro que escribió David sobre su experiencia en Corea del Norte. El título lo presenta de manera sarcástica, ya que el engaño y la opresión es la mayor que existe en el mundo en estos momentos. Nos revela la capacidad de manipulación que tienen los medios sobre el pueblo, pero se muestra optimista porque recalca: “hay necesidad de libertad, una sociedad no puede estar oprimida”.
Para dar fin a esta conferencia, el periodista catalán, nos ofrece un último consejo en el oficio de los corresponsales. Leer lo que escriben los demás países sobre el nuestro y así darnos cuenta de los errores cometidos. Ir sin prejuicios y sin simplificar los temas.
“Hay que ir siempre con humildad, no lo sabes todo. Hay gente que sabe más que tú; hay que escuchar”.
Anne Gisasola