Nicolás Maduro ha vuelto a ser elegido como presidente de Venezuela en las elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo, las cuales se han visto marcadas por las acusaciones de falta de garantías democráticas por parte de la oposición y de la comunidad internacional y por la baja participación.
El 46% de participación marca un récord negativo en unas elecciones que tienen poca validez a los ojos del mundo y de los propios venezolanos. Cuestionadas desde el primer minuto por la falta de transparencia, los numerosos observadores internacionales que han estado a lo largo de la jornada en el país han asistido a unas elecciones a las que los propios venezolanos no han otorgado ningún tipo de importancia ni de credibilidad. Aun así, Nicolás Maduro comparecía ante sus seguidores en el palacio de Miraflores tras finalizar el recuento de los votos, agradeciendo al pueblo venezolano el apoyo que, según Maduro, “han depositado en él una vez más”.
Los líderes de la oposición, agrupados ahora en el denominado Frente Amplio, habían instado a la población no ir a votar al entender que los comicios estaban dirigidos para una nueva victoria de Maduro y de ese chavismo que parece tener cada día menos seguidores en el país sudamericano. Henri Falcón, el único adversario real de Maduro, que obtuvo 1,8 millones de votos según el recuento final, lejos de los casi 6 millones que alcanzó el actual presidente de Venezuela, declaró que “Venezuela necesita unas nuevas elecciones”.
Los resultado electorales, que están rodeados de denuncias de irregularidades y sospechas de fraude, son una muestra de la deriva social, económica y política que atraviesa Venezuela. Alertados desde hace meses por el Fondo Monetario Internacional sobre la hiperinflación a la que se expone en los próximos años el país, y por ONGs y organismos internacionales del riesgo de pobreza en el que se encuentra gran parte de la población, ahora Venezuela tiene que afrontar, además, una crisis política sin precedentes.
Cada vez son menos los apoyos que tiene el régimen venezolano tanto en el exterior como en el interior. La baja participación es una clara muestra de la debilidad de Maduro dentro de su propio país, ya que cada vez menos votantes se creen su discurso de la guerra y bloqueo económicos. El presidente ruso, Vladimir Putin, es uno de sus principales apoyos en el panorama internacional, y cómo tal felicitó telefónicamente al reelegido presidente venezolano tras conocerse los resultados. Por otro lado, varios países de América Latina entre los que se encuentran Brasil, Argentina y Colombia, otros tantos países europeos como España, el G20 en su totalidad y, sobre todo, Estados Unidos, no han reconocido los resultados electorales del pasado domingo, a los que el vicepresidente estadounidense Mike Pence ha calificado de “farsa”.
Esta postura internacional casi unánime contra el régimen de Maduro contrasta con la actitud del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. El ex líder socialista ha sido protagonista en los últimos meses al haber pasado mucho tiempo en el país latinoamericano como observador externo, pero lo que ha llamado la atención en los últimos días es la proximidad y simpatía que unen al expresidente español y al presidente sudamericano.
Tanto es así, que Zapatero dio por “válido” tanto los resultados de las elecciones como la posibilidad de que los partidos de la oposición impugnen el resultado, llamando al diálogo entres ambas partes. Esta indefinición es la que molesta a gran parte de los venezolanos, que han llegado a decir desde la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) sobre el expresidente que “o le están pagando muy bien o ha perdido el norte”. Por su parte, el Ministerio de Exteriores español califica la actitud de este de “inexplicable”, además de asegurar que su intento de mediación “ha perdido toda credibilidad”.
La posición de Zapatero contrasta con la del ejecutivo español, donde el presidente Mariano Rajoy escribía en su cuenta de twitter tras conocer los resultados que “no se habían respetado los mínimos estándares democráticos” y que “estudiarían junto con sus socios europeos las medidas oportunas” contra Venezuela.
Javier Yanes Garrido