Son ya 17 años los que llevan los Estados Unidos en Afganistán, si bien tenían en un principio motivos para tomas posición en el país como lo eran la lucha contra Al-Qaeda, el gobierno talibán, y las represalias del 11 de Septiembre, las motivaciones de los norteamericanos para seguir en el país asiático hoy son otras, ¿O quizá siempre fueron las mismas?
Afganistán siempre ha sido un punto de interés para la gran mayoría de países que se dedican al comercio exterior, quien primer se fijó en esta joya en los años 70 fue la URSS, la posición geográfica del país sumada al descontrol étnico y social que lo componen hacían de Afganistan un territorio geopolítico importantísimo.
Después de las maniobras conjuntas efectuadas por la ISAF y los EEUU en Afganistán, todavía hay gente que pregunta por qué estos siguen liderando la coalición allí:
En primer lugar, la misión de pacificar el país no ha sido correctamente cumplida, si bien el gobierno talibán fue derrotado, siguen siendo numerosas las insurgencias que siguen apareciendo en el país, sobretodo en la zona sureste, donde habitan los pastunes, la etnia predominante en países como Afganistán o Pakistán, islámicos suníes de donde salen la gran mayoría de los grupos radicales. Al estar divididos en varios países de oriente, los islámicos radicales son muy difíciles de erradicar, y se dice que el hecho de tapar las insurgencias es lo que hace que los EEUU sigan ahí.
Sumado a esto nos encontramos otro de los factores que influyen en esta decisión: el interés geopolítico de otros países en Afganistán sigue siendo el mismo después de más de 30 años, algo que EEUU quiere evitar a toda costa. Un ejemplo de esto fue la intensificación de tropas militares el año pasado en el país, algunos veteranos de guerra que provienen de Irak. Por eso, la política interna estadounidense favorezca esta guerra. Salir de Afganistán no garantiza la estabilidad política del país, pues ya de que además un gran número de zonas estén controladas por talibanes, también países como Rusia, India, Pakistán o Irán quieren su parte del pastel. Este es uno de los principales problemas para Estados Unidos en la guerra más larga de su historia. Un acuerdo con los talibanes que suponga una retirada puede resultar una humillación para muchos, pero por otra parte no cambiaría nada, pues dejaría a Afganistán a merced de los intereses del resto de países acechantes. Con ello, también los intereses de los partidos políticos estadounidenses.
Desde que Donald Trump es presidente de los Estados Unidos, el gobierno afgano ha perdido un 10% de su territorio a favor de la insurgencia, dónde ya además de los talibanes y Al-Qaeda también el Estado Islámico está más presente que nunca en territorio afgano. El gobierno de Afganistán ha demostrado en numerosas ocasiones la incapacidad para controlar la seguridad de un país, dónde los atentados con coche bomba, por ejemplo, y sobre todo en la capital, Kabul, están a la orden del día. El papel del ejército americano sigue siendo fundamental en el país asiático, y aunque el panorama es muy distinto al de hace algunas décadas, Afganistán sigue bastante lejos de una estabilidad pacífica y política y por tanto también ve muy lejana la marcha de las tropas norteamericanas de sus fronteras.
Cristo Cardoso y Antonio Ramírez