Bill Gates, el primer gran visionario

Cuando hablamos de inventos o de avances que a lo largo de la historia han mejorado la calidad de vida de la gente y la forma de funcionar del mundo, siempre se nos viene a la cabeza el nombre de Bill Gates. Si bien es cierto que no fue exclusivamente él el que desarrollo los ordenadores, su aportación en este campo lo ha convertido en uno de los grandes genios del siglo XX.

William Henry Gates III nació hace ya 62 años en Seattle, en el seno de una familia adinerada. Segundo de tres hermanos, sus padres William Gates y Mary Maxwell eran respetados en sus respectivos trabajos. Su padre era un reputado abogado, mientras que su madre fue una alta ejecutiva de unos de los bancos más importantes de la época, el First Interstate Bank.

A los 13 años entró en el Lakeside School, una de las escuelas más prestigiosas y caras de Seattle y en la que conocería al que sería su amigo y socio principal, Paul Allen. Fue en esa época escolar cuando Gates descubrió su pasión por los ordenadores, ya que el colegio había comprado uno recientemente que él y Paul usaban para programar juegos sencillos. Para hacernos una idea, ese ordenador llamado PDP-8 costaba alrededor de 20.000 dólares. Más de una vez Gates ha dicho que probablemente fue en esa época en la que empezó a soñar con desarrollar el ordenador personal para tener uno.

Con una mente privilegiada, Bill Gates entró en Harvard, pero no tardó en darse cuenta de que eso no era lo que quería hacer. Durante el primer curso faltaba a la mayoría de las clases, estudiando solo a final de curso y dedicando la mayoría de su tiempo a jugar al póquer. En 1975, con 20 años, llegaría el momento clave en la vida de Bill Gates. Junto con su fiel amigo Allen, compraron una pequeño ordenador para ensamblar por piezas que venía con un chip de Intel. Este ordenador tenía el nombre de Altair, y los amigos vieron en él la oportunidad de crear el software para ese innovador chip. Tardaron más de cinco semanas en llevar su proyecto a buen puerto, pero ahí nació Microsoft. En ese momento, con 19 años, Bill Gates decidió abandonar la universidad y sus partidas de póquer para crear la empresa que se convertiría en un referente a nivel mundial.

En esos primeros años, el joven Gates hacía de todo dentro de la empresa: cuentas, marketing, programación, etc. Para dedicarse de manera más exclusiva a desarrollar códigos y productos, contrató a Steve Ballmer, un viejo amigo Harvard, para que se encargase de dirigir la compañía. Años más tarde, en 1980, Gates tuvo la oportunidad de demostrar todo el potencial de su empresa. IBM estaba desarrollando un ordenador personal, y encargó a Microsoft y a otras compañías desarrollar el software para su funcionamiento. Aún desconocido a gran escala, Bill Gates creó el llamado Microsoft Disk Operating System (MS-DOS), que era el más barato de las opciones (apenas 60 dólares) y fue el que tuvo más éxito. Además, no lo cedió en exclusiva a IBM, con lo que otras empresas se interesaron en él. Este contrato con IBM es considerado por muchos como el punto de inflexión en su carrera.

Microsoft se convirtió en los siguiente años en el referente de la industria tecnológica y Bill Gates adquirió una reputación que le llevó a ser portada de la revista TIME. Creó en esos años Windows, para poder manejar de manera más intuitiva el ordenador. A finales de los 80 necesitaba capital para seguir el ritmo a las grandes empresas, y decidió salir a bolsa. Los accionistas, en su mayoría trabajadores de la empresa, se convirtieron en millonarios de la noche a la mañana. La consagración definitiva vino con el lanzamiento de Windows 3.0, que era tan fácil de usar que lo podía usar cualquier persona con un ordenador en su hogar. En 1993, la revista Forbes lo reconoció como el hombre más rico de los Estados Unidos, y desde entonces siempre ha estado en los primeros puestos en las listas de personas más adineradas del mundo.

Pero Bill Gates también tiene su “lado oscuro” en los negocios. Reconocido como un hombre duro e implacable cuando su dinero está en juego, se acusó a Gates durante muchos años de monopolizar el mercado, y copiar inventos como el navegador de Netscape o el sistema operativo de Apple, simplemente imitándolos y aprovechando que Microsoft venía de fábrica en la gran mayoría de los ordenadores en los años 90. Llegó a sentarse como acusado en un litigio del Gobierno federal americano contra su empresa por este tema.

En los últimos años, y desde que en 2014 renunciase a su posición como CEO de Microsoft, Gates se ha dedicado en exclusiva a la fundación que tiene con su mujer, la “Bill & Melinda Gates Foundation”. Casado con ella desde 1994 y padre de tres hijos, su faceta más conocida es la de filántropo. Dedica su dinero y su tiempo a ayudar en países desfavorecidos y a colectivos que necesitan ayuda. Más de una vez ha declarado que cuando muera, donará la mayoría de sus activos a obras sociales, ya que no cree que sea bueno para sus hijos tener una herencia millonaria. Según han dicho Bill y Melinda recientemente, sus hijos solo heredarán diez millones de dólares cada uno, lo que supone que donarán más del 99% de su fortuna. Sigue viviendo en Seattle en una casa valorada en 125 millones de dólares que funciona de manera inteligente y todo se puede controlar con un mando a distancia.

Con sus luces y sus sombras, es evidente que Bill Gates ha contribuido a hacer de este un mundo mejor, no solo con sus evidentes aportaciones al mundo de la tecnología, sino con sus esfuerzos constantes y su lucha para acabar con la pobreza y las desigualdades sociales en el planeta. Y es que, como dijo la revista Fortune en una ocasión, “se le puede amar u odiar, pero no se le puede ignorar”.

 

Javier Yanes Garrido

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