El pasado 18 de octubre de 2019 el pueblo chileno dijo basta. Tras casi treinta años de democracia en Chile, los chilenos se encuentran viviendo la mayor crisis social de su historia. La causa por la cual el país más largo y angosto del mundo ha empezado su revolución social, ha sido la subida de 30 pesos en el pasaje del transporte público. Esta subida ha generado una movilización iniciada por estudiantes y provocada por sus evasiones al metro de Santiago. Los 30 pesos del pasaje han sido la causa mínima de todo el trasfondo social, generando movilizaciones masivas de millones de chilenos, quienes siguen saliendo pacíficamente a las calles del país; exigiendo dignidad y una calidad de vida justa para toda la ciudadanía. Pidiendo de una vez por todas, que se terminen los abusos y opresiones de los grandes empresarios y políticos que mantienen el “Modelo Chileno”.
En Chile, los problemas no vienen exclusivamente por el alza de los 30 pesos del transporte público; esta situación solo ha sido la gota que ha colmado el vaso dentro una de las sociedades más desiguales de todo el continente de Latinoamérica. Los problemas que arrastra el “Modelo Chileno” vienen desde hace más de treinta años y son mucho más profundos que una subida de 30 pesos. Los principales pilares que arrastra la problemática del “Modelo Chileno” son: el plan laboral (1979), el sistema tributario (1974), el sistema de salud (1981), la desnacionalización del cobre (1981), el fomento forestal (1974), el sistema de AFP (1981), la privatización y abandono de la educación pública (1974), el sistema bancario (1975 y1986), la subcontratación (1979), la privatización del agua (1981) y la Constitución (1980). Todos estos pilares del “Modelo Chileno” fueron establecidos durante los tiempos de dictadura, bajo el mandato del militar Augusto Pinochet.
El sistema por el cual se lleva rigiendo Chile durante estos 40 años es un modelo neoliberal. Definido como un movimiento actualizado proveniente del liberalismo, aparecido después de la Primera Guerra Mundial y que limita la intervención del Estado en asuntos jurídicos y económicos. El sistema neoliberal del “Modelo Chileno” ha facilitado la función a 10 familias multimillonarias, que representan un 1% de la población y que agrupan más del 25% de la riqueza del país; potenciando su desarrollo económico y provocando que se debilite la clase media, quien realmente es el motor del país.
Es a partir de 1990, año en el que finaliza la dictadura y se instauró la democracia en Chile. Desde entonces se han vivido cuantiosas protestas sociales en las que la población ha hecho llamamientos al poder para una calidad de vida más digna y justa en toda la ciudadanía. Chile es el país más capitalizado de toda Sudamérica, una nación en la que los recursos naturales, la educación, la sanidad o el transporte público entre otros muchos sectores, se encuentran privatizados; siendo dominados por las diez familias más ricas y por todas las empresas públicas que fueron vendidas a empresas internacionales privadas durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006).
El sistema neoliberal chileno está impulsado por la Constitución Política de la República de Chile, instaurada en 1980 y siendo reformada en 20 ocasiones desde su creación. Esta constitución sustenta los once pilares dictatoriales que se siguen encontrando vigentes en la democracia, sosteniendo el “Modelo Chileno”. Los políticos son los encargados de manejar todo el sistema a través de sus poderes públicos. Unos políticos que tienen unas dietas y asignaciones por encima de otros políticos de otros países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Donde un parlamentario gana 32 veces más que cualquier ciudadano chileno cobrando el sueldo mínimo. Embolsándose un total de 9,5 millones de CLP (11.824,75 $ EU) mensuales por 301.000 CLP (375$ EU) que equivalen al sueldo mínimo. Siendo estos los políticos con más dietas y mejores privilegios de toda la OCDE.
¿Qué pasaría si toda la clase media chilena se paralizara y dejara de cumplir con su trabajo? Las grandes familias ricas de Chile y otros grandes empresarios que dejarían de ver crecer sus fortunas de manera constante. Algo que preocuparía más a los dueños de este sistema neoliberal, quienes buscan controlar el orden público a través de opresión y abuso de poder; aplicándolo mediante el mandato de los políticos. Desembocando en los acontecimientos que llevan reflejándose desde el 18 de octubre en Santiago y posteriormente otras regiones de Chile, donde un gran número de ciudadanos han sido apresados por las fuerzas de Carabineros y Militares. Además de los miles de heridos y víctimas, que no son comunicados por los medios de información del país; ya que estos se encuentran bajo el dominio de las familias más ricas que dominan un cuarto de la riqueza del país.
Un país en el que el último toque de queda se había vivido en enero de 1987 y durante seis noches seguidas, desde el 19 de octubre de 2019, se volvió a vivir, resurgiendo en la sociedad chilena viejos fantasmas del año 73. Más de 30 años han pasado desde entonces hasta que el presidente de la república, Sebastián Piñera, hubiera decretado Estado de Emergencia. Siendo el primer presidente de Chile en establecerlo dentro del marco democrático. Cediendo el control del poder en el jefe de Defensa Nacional, Javier Iturriaga. Quien estableció a militares en las calles con la intención de evitar altercados y saqueos que se produjeron en los primeros días tras el comienzo de las protestas en todo el país. Las libertades, los derechos humanos y la dignidad personal se vieron violadas por un estado autoritario y opresor que contestó con plomo hacia su propio pueblo.
Un pueblo que vive oprimido desde hace 30 años. Con pensiones miserables y sueldos mínimos que no garantizan calidad de vida. Educación y sanidad privatizada al alcance de privilegiados; obligando a muchos chilenos a endeudarse para obtener condiciones básicas. Un sistema AFP de pensiones que ha robado más de 180 mil millones de dólares a los cotizantes. Adueñamiento del agua y venta de recursos naturales a empresas extranjeras privadas. Son algunos de los múltiples motivos que han provocado el estallido de la burbuja en la que se encontraba encerrada Chile, consiguiendo que por fin el pueblo haya despertado de la pesadilla neorliberal. Como señaló el analista internacional Atilio Borón: “están vendiendo el “Modelo Chileno” como un modelo exitoso de crecimiento e igualdad, y al final todo era una gran farsa”. Finalmente, 30 pesos han conseguido despertar a una sociedad que el neoliberalismo mantuvo dormida durante 30 años.
Álvaro Álvarez