La escasa participación (58%) en las recientes elecciones andaluzas propicia la llamativa irrupción de Vox en el parlamento andaluz. Pese a las estimaciones realizadas por organismos como el CIS, los resultados obtenidos por la formación de Santiago Abascal abren la puerta a una coalición de derecha que pueda formar gobierno.
El gran perjudicado de la noche es el PSOE, el cual se desploma y pierde un gobierno que ostentaba desde 1982. El partido de Susana Díaz se deja 14 escaños por el camino entre los resultados de las pasadas elecciones y las recientemente celebradas. Además, hay que destacar que Adelante Andalucía (Podemos) se desinfla en la comunidad andaluza al perder 3 escaños con respecto a 2015.
Como contraposición, el gran ganador de la noche, junto con Ciudadanos (quién ha aumentado su representación en 12 escaños) es Vox. Es la primera vez que esta formación obtiene representación en un parlamento del territorio español. La formación de derechas irrumpe en el parlamento andaluz con nada menos que 12 escaños, y con la posibilidad de entregar el gobierno de la Comunidad a la derecha por primera vez en 36 años. Al mismo tiempo, el Partido Popular (PP) pierde 7 escaños con respecto a los comicios de 2015, pero sin embargo, los 26 escaños obtenidos son suficientes para que pueda formar gobierno si consigue el apoyo de Ciudadanos y Vox.
Los resultados de las elecciones chocan con las esperanzas de Susana Díaz de conseguir el respaldo suficiente de la población andaluza a raíz de un adelanto de las elecciones como forma de “garantizar estabilidad” o evitar un desastre mayor ante la posible sentencia de los ERES, que podría salpicar de lleno al PSOE andaluz. Numerosas personas del entorno socialista ya hablan de una posible dimisión de la dirigente del PSOE andaluz ante la hecatombe sufrida en estas elecciones. Una de las claves del estrepitoso fracaso de los socialistas reside en la baja participación que se ha hecho evidente durante estas elecciones. La participación registrada en estos comicios ha sido 5 puntos inferior (58%), mientras que en las de 2015 rozó el 64%.
Al poco de conocerse los resultados, Susana Díaz llamó a una unión de los “partidos constitucionalistas” para frenar a la extrema derecha. Una unión que pretende dejar al margen a Vox (partido que defiende la Constitución a capa y espada) y que, al mismo tiempo, pretende incluir a Adelante Andalucía (Podemos), quien ha abogado por una intensa reforma constitucional desde el principio de su existencia. Son las pequeñas incongruencias socialistas.