El muro inexistente que sigue presente

Berlín, 9 de Noviembre de 1989 una noche que parecía normal acaba siendo histórica. Un muro que divide una ciudad, colonias, comunidades, familias, ideologías, políticas, una división que llega a su fin. Se trataba de un muro que separaba el este y el oeste de Berlín que tenía casi 12 pies de altura y aproximadamente 44 kilómetros de largo, con 302 torres de vigilancia y 55,000 dispositivos explosivos antipersonas. Según CNN este ha sido “un gran evento sísmico” que provocó conmociones en toda Europa y despertó la esperanza de millones de alemanes orientales.

A pesar de todo ello, hoy, treinta años después de su caída, ese muro sigue existiendo. Sí, ha sido derrumbado físicamente, pero su esencia sigue estando presente en la ciudad, colonias, comunidades, familias e ideologías y sociedades. 

Existe una gran barrera económica que se refleja en los salarios. Educativa en la que los títulos universitarios no tienen el mismo valor en una parte de la ciudad que en la otra. Ideológica y social que se muestra como consecuencia en el comportamiento de las brechas del pasado y consecuencias políticas  a nivel internacional.

Las grandes diferencias entre el oriente y occidente de lo que una vez dividió el muro de concreto son:  en el este los salarios, la economía y la productividad, que son mucho menores en comparación a la parte occidental. Un trabajador alemán occidental gana unos 6.500 euros brutos más que uno oriental. 

El ámbito económico del país es por lo tanto el más afectado. La mayoría de las personas más ricas de Alemania viven en la parte Occidental donde también se encuentran las empresas más importantes como Volskwagen, Syemens o Bayer. Según el Instituto Halle de Investigación Económica, sólo 36 de las 500 empresas alemanas más grandes tienen sede en el este.

En cuanto a la educación, según el periodista Olaf Jacobs “no merece la pena obtener una carrera en el este de Alemania, ya que los alemanes orientales apenas están representados en los principales puestos de trabajo y los tribunales o los cargos en la universidad adquieren una importancia casi simbólica”.

Según un estudio realizado por la BBC, desde la unión del país, cerca de 3.700.000 alemanes han abandonado el Este, no obstante, la mayoría no abandonó el país con el fin de reencontrarse con sus familiares, sino que, con el fin de mejorar su situación económica y social. Debido a que en el Oeste de la región se movía el flujo económico y existía el centro empresarial, cuentan los ciudadanos que vivieron el cambio que, en el Oeste la gente es más individualista y afirman que “se sentían aislados, que sienten que el capitalismo promueve el egoísmo y la soledad.”

 Después de 30 años sigue habiendo diferencias y consecuencias sobre la reunificación del país, no tanto en el ámbito económico y la desigualdad social, sino que, comenta, Dalia Marín, profesora de economía en la Universidad de Múnich e investigadora del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR), que se trata más de una consecuencia de diferencia “mental” entre los alemanes de la región oriental y la región occidental.

Explica que, cuando se derrumbó el muro, los alemanes del Oeste miraban mal a los alemanes del Este ya que no eran de una clase social tan alta como el otro lado. Muchos alemanes, después de 30 años, parecen no haber superado ese sentimiento de impotencia ante la situación.

 A nivel nacional las consecuencias de la caída del muro de Berlín, fue que los berlineses gozaran de los mismos derechos y libertades que el Berlín Occidental, y por supuesto una libre circulación de ciudadanos, también significó el comienzo de una Alemania unida con constantes reformas políticas y económicas a partir de entonces.

 A nivel internacional la caída del muro de Berlín tuvo un gran impacto internacional, debido a que, la desaparición de la RDA y el declive de las políticas comunistas, causaron el fin de la Unión Soviética, o más específicamente la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y paralelamente el nacimiento de 15 nuevos países. Con ello se simboliza el fin de la Guerra Fría, que fue, un periodo de constantes tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Después de la caída del muro de Berlín Estados Unidos y Rusia (el país más importante de la antigua Unión Soviética) mantienen diferencias políticas y una rivalidad a la hora de establecer áreas de influencias y promover sus intereses de una influencia político-militar.

 

Cañada, Stefanie

Chevasco, Eva

Giner, Amanda

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