El viaje más arriesgado del Papa Francisco

Humberto Medina Schmid

El Papa Francisco viajará a Irak hoy viernes, el viaje número 33 de su pontificado. La visita que, una vez fue el sueño de Juan Pablo II no se ha podido realizar, tras su cancelación el pasado año por la pandemia. Las ciudades que el papa Francisco visitará serán Bagdad, Mosul, Erbil, Najaf y Qaraqosh. Normalmente utilizaría un turismo común y corriente o andaría a bordo de un vehículo descapotable, pero dado a la
inseguridad de la zona, estará a bordo de un coche blindado y completamente cubierto.


La seguridad por cada paso que dará el Papa ha sido reforzada para asegurar que “el viaje más peligroso del Vaticano” no se vea interrumpida por ninguna amenaza.
El doble atentado terrorista este pasado 21 de enero que causó la muerte de 32 personas en Bagdad ha dejado un recuerdo oscuro en todos. Pero el reciente ataque de la base de la coalición contigua al aeropuerto de Erbil este 15 de febrero ha recordado crudamente una vez más el alto nivel de peligro que presenta el conflicto iraquí.


Encima del peligro que presenta la violencia terrorista, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, defendió la oportunidad de realizarlo mañana ante la insistencia pública del peligro que presenta el hecho que Irak no se encuentre confinada. “El sentido de un viaje así es hacer ver a la gente que el Papa está ahí y está cerca de ellos. Es un viaje particular,
también para la seguridad, claro. Pero es un gesto de amor a esa tierra, a su pueblo y a los cristianos. Se comprende bajo esa lógica, que no quiere decir perder de vista lo que se hace”.


El Vaticano envía a su equipo ya vacunado por completo gracias a las dosis compradas y distribuidas por la Santa Sede a la compañía Pfizer. A excepción, matizan, de una misa en un estadio deportivo de Erbil donde se han puesto a disposición de los fieles 10.000 entradas de las 30.000 de capacidad que posee el recinto.El Pontífice tendrá un encuentro pastoral único en una tierra con fuertes vínculos emocionales y espirituales gracias a la llanura de Ur, en la base del cristianismo, la tierra del profeta Abraham, padre de las tres religiones monoteístas. Aquí le tenderá la mano a las minorías cristianas de la zona al igual que intentará reforzar los lazos entre sus hermanos musulmanes.

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