El pasado miércoles 6 de noviembre, Francia y China a través de sus representantes se reunieron en Pekín para discutir sobre el cambio climático y la postura adoptada por Estados Unidos. Durante el encuentro, Emmanuel Macron y Xi Jinping, ratificaron su apoyo al Acuerdo de París, y expusieron que continuarían promoviendo políticas en favor de la protección del medio ambiente. A su vez, criticaron el abandono de Estados Unidos de dicho acuerdo, sobre lo cual el representante francés opinó que no era un movimiento notable, siendo esto una decisión marginal. Las posturas comunes de dichos países se reflejaron en el denominado llamamiento de Pekín, el cual es un extenso documento en el que se expone por ambas partes la hoja de ruta para los próximos años. Francia y China declaran su deseo de liderar este movimiento internacional contra el calentamiento global y el cambio climático, ofreciendo distintas políticas medioambientales que puedan ser adoptadas por el resto de países firmantes del Acuerdo de París. Además aconsejan que esto forme parte de las agendas de todos los países como un objetivo principal, y otorgándole la prioridad que este aspecto merece. “En el llamamiento de Pekín, los dos gobiernos constatan que el acuerdo de París “es un proceso irreversible y una brújula para una acción fuerte sobre el clima”. https://www.lavanguardia.com/natural/20191107/471436768521/china-francia-cambio-climatica-compromiso-trump.html
Uno de los principales motivos de este encuentro es recordar la importancia del Tratado de París, y las medidas adoptadas en el mismo. En el llamamiento previamente mencionado se hace una revisión de todos los acuerdos realizados hasta el momento, recalcando la postura de ambos países de garantizar el mantenimiento del legado.
Tal como se menciona en el periódico de La Vanguardia, “Francia y China comparten una visión geoestratégica del problema y recuerdan que “la pérdida de biodiversidad y los cambios climáticos amenazan la paz y la estabilidad internacionales, la seguridad alimentaria, el desarrollo duradero y la salud humana”.
En el “llamamiento de Pekín”, además de comentarse la problemática común sobre el cambio climático se han fijado unas metas ambiciosas para intentar combatir los efectos de dicho cambio, especialmente dirigidas a la reducción de los combustibles fósiles. Estas medidas no solo se orientan a nivel nacional, sino que influye a niveles inferiores, regionales e incluso ciudadanos de a pie. Otro de los objetivos es restablecer un mínimo del 30% de los ecosistemas más degradados, centrándose en combatir la desertificación y la degradación, siendo esto especialmente relevante para garantizar los recursos alimentarios. Económicamente hablando, se estableció una inversión de 100.000 millones de dólares anuales para la financiación de todas las medidas que se adopten para combatir el cambio climático. El gigante asiático es uno de los países que más produce combustibles fósiles, a pesar de los esfuerzos del presidente actual para la reducción de los mismos, según informa CNN “A study in January found that the country’s methane emissions were rising despite attempts by the government to crack down on the climate-changing pollutant.”https://edition.cnn.com/2019/11/06/asia/xi-jinping-macron-climate-change-intl-hnk/index.html
Por otro lado, Macron manifiesta su deseo de que la comunicación sea multilateral, incluyendo esto a la Unión Europea, en el ámbito del clima y la biodiversidad, pese a las diferencias que existen en otros aspectos, como serían los derechos humanos y el conflicto en Hong Kong. Esta visita que duró varios días ha conllevado la firma de varios contratos comerciales, que igualmente son influyentes en el tema principal de este llamamiento. Estos acuerdos tienen un valor 15.000 millones de euros, en el aspecto energético sobresale un contrato entre el Beijing Gas Group y la compañia francesa Engie, con el fin de cooperar en una planta de gas natural licuado en Tianjin. Sin embargo, estos días de visita no han sido suficientes para concluir uno de los contratos considerable dimensión sobre la construcción de una planta de procesamiento de combustible nuclear.