Clara Sánchez y Julia Wagenpfeil
Puede causar sorpresa, enterarse que España posee una autoestima baja y que actores externos valoran mejor al estado español que sus propios habitantes. Sin embargo, esto está arraigado en la sociedad desde hace mucho tiempo. Esto puede ser percibido en el ranking de Reptrak del año 2014, en el cual los propios españoles se puntúan con un valor de 53,1 de 100, dándose una puntuación que apenas roza el aprobado. Al contrario, los australianos se puntúan a sí mismos con el valor más alto, un 86,9. A partir de estos datos, se llega a la conclusión de que la mayoría de los países encuestados se posicionan de mejor manera, en donde lo común es tener una reputación interna más positiva que la externa. Hecho que España no posee y que conlleva al incremento de su complejo de inferioridad.
Según el Ranking realizado en marzo del 2021 de Imagen Exterior, España se encuentra en el puesto 14 de 55 países. Esto quiere decir que el país posee una buena imagen exterior. No obstante, según el Reptrak del 2021, el sentimiento de inferioridad sigue latente entre los ciudadanos españoles. Según Carmen González Enríquez, directora del Observatorio de Imagen de España del Real Instituto Elcano, España goza de una simpatía que es positiva desde el ojo externo. Simultáneamente, esta virtud no tiene una explicación concreta. No obstante, es importante destacar que este aprecio externo que recibe el país puede ser fruto del inminente Soft power que ejerce.
España posee un fuerte Soft power, principalmente relacionado con el turismo. El estilo de vida español atrae a muchos actores externos, es común observar a extranjeros que vienen a vacacionar en España o también que vienen a jubilarse. Tanto el ocio, el entretenimiento y la calidad de vida influencian mucho en la perspectiva forastera a la hora de elegir a España como destino turístico.
De acuerdo con la entrevista realizada a Stanley. G. Payne, defiende que este sentimiento de inferioridad proviene desde fines del siglo XVII con la pérdida del gran imperio español y el proceso de descolonización de América, ya que, a causa de esta emancipación, España ya no era percibida como una amenaza o gran potencia. Por consiguiente, en la actualidad se puede afirmar que este complejo de inferioridad español proviene de este factor histórico decisivo. A su vez, este sentimiento fue engrandecido en el siglo XXI, a causa de la pandemia global que tomó lugar en el año 2019 y 2020, en donde la autoestima española decayó más y “el español dejó de creer” según palabras de Carmen González.
Por otra parte, resulta importante señalar que el ciudadano español considera que el sistema político del país es el principal motivo de autocrítica; la gran inestabilidad política produce un descontento en la población, a tal nivel que hasta la bandera española es víctima de ello, ya que la percepción de la historia nacional es vista como algo malo y es de carácter desinformativo. En el presente, la bandera española es vista por los españoles como símbolo identificatorio de un partido político, de modo que, hasta que no se comprenda la raíz del problema, será imposible avanzar hacia una España más unida y consolidada.
Para concluir, se quiere dejar en claro al lector la necesidad de añorar y valorar el estado en el que uno vive. Para poder mejorar la percepción interna española se debe romper con el ciclo de autocastigo que se vive dentro del país. España debería hacer campañas de información para promover el contento español y difundir una mejor percepción con relación a su imagen.