La actualidad de hoy está marcada por los cambios, en gran medida esto se debe a la Revolución Digital que dio comienzo entre 1950 y 1970; la tecnología analógica, mecánica y electrónica pasa a un segundo plano para cederle el lugar a la tecnología digital.
La Revolución Digital ha provocado cambios en todas las áreas de la vida, desde los aspectos más cotidianos hasta aquellos de carácter más global. A día de hoy nos comunicamos de manera diferente, el acceso a la información está al alcance de un “click” y con esta sobre-información también ha proliferado la desinformación. Las fronteras del mundo están cada vez más difusas, pues la sociedad está más interconectada que nunca, las tendencias adquieren relevancia a nivel internacional de manera casi simultánea —al menos en el territorio que denominamos occidente o primer mundo—.
Estos cambios ocurren a una velocidad tan frenética, que a menudo provocan una atmósfera de ambigüedad de cara a lo que nos deparará el futuro. Pero a pesar de lo irreconocible que sería el mundo actual para una persona que viajase en el tiempo desde el siglo XVIII, cuando tuvo lugar lo que conocemos como Revolución Industrial, hay una serie de elementos que se han perpetuado en el tiempo conservando su posición como epicentro de la sociedad: el sistema financiero. Volveremos a este punto más adelante, a continuación una recapitulación simple del origen del pensamiento económico actual, para saber a dónde vamos es importante comprender de dónde venimos.
Adam Smith es considerado uno de los padres de lo que se conoce como Teoría Económica Clásica y el principal precursor de la economía de mercado libre, el capitalismo.
“It is not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker that we expect our dinner, but from their regard to their own interest.”
“No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero de la que esperamos la cena, sino por sus intereses propios” —Adam Smith
En el lado opuesto del espectro, está el pensamiento económico Marxista, el comunismo, que también está recogido en la Teoría Económica Clásica.
“The theory of Communism may be summed up in one sentence: Abolish all private property.”
“La teoría del Comunismo puede resumirse en una frase: abolir toda propiedad privada” —Karl Marx
Estas dos líneas de pensamientos son las bases sobre las cuales se ha construido el pensamiento económico moderno. Aunque es cierto que en el presente los países que en su día fueron estrictamente comunistas han optado por adoptar atributos del capitalismo, no podemos olvidar el papel que han tenido en la historia de la economía. El comunismo es una forma de “economía planificada” (gestionada exclusivamente por el Estado) y el capitalismo se categorizaría como “economía de mercado libre”, a día de hoy, la economía de mercado libre es la más predominante; no obstante, las economías modernas, sobre todo en Europa, no son ni 100% economías de mercado libre, ni 100% economías planificadas, si no que combinan elementos de cada una de dichas líneas en busca de un equilibrio que proporcione el mayor bienestar posible a los ciudadanos.
En el siglo XIX el valor de la moneda de un país era totalmente convertible en gramos de oro, es lo que se conoce como “patrón oro” o “gold standard”. Este sistema monetario se mantuvo vigente hasta la Primera Guerra Mundial, momento en el que los países, consecuencia de las presiones económicas derivadas de la guerra, se vieron obligados a imprimir más billetes de lo sus que sus reservas de oro podían respaldar. A partir de 1971 Estados Unidos abandona el patrón oro y el valor del dólar se sostiene únicamente en la confianza y la valía que le otorgan sus poseedores. En la actualidad el patrón oro está obsoleto como sistema monetario y el sistema monetario vigente es un entramado complejo de instituciones que regulan el mercado internacional y la cantidad de dinero en movimiento. De hecho, estás instituciones son criticadas y acusadas de apoyar causas moralmente cuestionables y de fomentar el aumento de la brecha entre ricos y pobres.
Por un lado, está el Fondo Monetario Internacional, fuertemente criticado en las últimas décadas por favorecer a los países desarrollados, impulsando el capitalismo neoliberal a costa de haber impuesto a países en vías de desarrollo e incluso algunos países europeos más desfavorecidos económicamente, programas económicos, a cambio de préstamos condicionados al cumplimiento de estos programas, lo cual los somete al endeudamiento. El Banco Mundial, otra entidad destinada a prestar asistencia financiera y técnica para los países en desarrollo. También ha sido ampliamente criticada por apoyar proyectos que provocaron daño ambiental masivo.
Por otro lado, están la Reserva Federal (E.E.U.U.) y el Banco Central Europeo, instituciones que “inyectan” dinero en la economía a través del sistema bancario. Pero ¿cómo funciona realmente el sistema bancario? Se puede simplificar de la siguiente manera:
El banco central hace un préstamo al Estado, con un determinado porcentaje de intereses, los bancos comerciales ponen en movimiento ese dinero, haciendo que esté disponible para el público mediante préstamos, que a su vez tienen intereses adicionales.
Los bancos comerciales multiplican el dinero en movimiento, puesto que de por ejemplo,100 euros iniciales 10 euros se reservan y los otros 90 están disponibles para hacer un préstamo este es el llamado mecanismo de reserva fraccionaria y está recogido en la ley), que lleva su correspondiente porcentaje de interés. Por consiguiente, de los 100 iniciales ahora hay 190 en movimiento bajo la promesa de que los 90 con los que se está especulando, sean devueltos con intereses. Este proceso continúa generando una cadena de préstamos con intereses, que en definitiva son deudas, estas deudas se originan de un ingreso principal que proviene del préstamo que el banco central hace al Estado, que ha de ser devuelto con su correspondiente interés. Por lo que en definitiva el sistema monetario actual se sostiene sobre una cadena de deudas que sigue creciendo a medida que el Estado necesita más préstamos, aumentando el dinero en circulación y manteniendo un continúo incremento de la inflación.
Este sistema está despertando cada vez más inseguridades en los ciudadanos, ya que un sistema bancario centralizado implica que el control del valor de la moneda en cuestión y por tanto el poder adquisitivo está totalmente fuera del control de los ciudadanos. No existe dinero físico para cubrir el dinero endeudado, la única manera de que no colapse es alimentando el ciclo.
“I believe that banking institutions are more dangerous to our liberties than standing armies”
“Creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos” —Thomas Jefferson
“I am a most unhappy man. I have unwittingly ruined my country. A great industrial nation is controlled by its system of credit. Our system of credit is concentrated. The growth of the nation, therefore, and all our activities are in the hands of a few men. We have come to be one of the worst ruled, one of the most completely controlled and dominated Governments in the civilized world no longer a Government by free opinion, no longer a Government by conviction and the vote of the majority, but a Government by the opinion and duress of a small group of dominant men”
“Soy un hombre muy infeliz. Inconscientemente he arruinado mi país. Una gran nación industrial que está controlada por su sistema de crédito. Nuestro sistema de crédito es concentrado. El crecimiento de la nación, por lo tanto, y todas nuestras actividades están en manos de unos pocos hombres. Hemos llegado a ser uno de los gobiernos peor gobernados, uno de los más controlados y dominados en el mundo civilizado que ya no es un gobierno por opinión libre, ya no es un gobierno por convicción y el voto de la mayoría, sino un Gobierno por el opinión y coacción de un pequeño grupo de hombres dominantes” —Woodrow Wilson
Volviendo al primer punto que hemos destacado, la Revolución Digital que vivimos y la disponibilidad informativa que brinda su gran protagonista, Internet; ha facilitado que el público cuestione la hegemonía que suscita el sistema monetario actual.
A raíz de la última crisis financiera, al estallar la burbuja inmobiliaria en el 2008, se abre una ventana que arroja luz sobre la posibilidad de crear una divisa digital, algo que llevaba intentándose llevar a cabo desde el nacimiento de Internet. Pero la única manera de hacer esto posible sin que una misma unidad o tolken sea duplicada y gastada dos veces, es que una fuente de confianza verifique las transacciones que se hacen y por tanto, si un tolken ha sido o no gastado. Una forma de hacer esto es concentrando esta responsabilidad en una autoridad centralizada, pero eso hace que el sistema sea más vulnerable a ataques. Bitcoin, la criptomoneda más conocida, creada por un grupo de personas conocidas bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, ha sido pionera en resolver el problema planteado anteriormente, ya que emplea una tecnología denominada “blockchain” que recuerda a un libro de contabilidad. Todas las transacciones que se realizan quedan verificadas por una extensa red de ordenadores descentralizada.
Las criptomonedas se llaman así porque emplean la criptografía, es decir problemas matemáticos de gran dificultad para hacer prácticamente imposible que una persona manipule transacciones. Bitcoin se vale de la criptografía para para hacer imposible que alguien pueda gastar los fondos del monedero de otro usuario o corromper la “blockchain” o cadena de bloques. También se utiliza para encriptar un monedero, de manera que no pueda ser utilizado si no se dispone de una contraseña.
La “blockchain” es lo que le da el sentido a Bitcoin y lo que la hace diferente a cualquier otra unidad monetaria. Esta tecnología permite que se trate de un sistema descentralizado, pero seguro al mismo tiempo, cada bloque es un registro en la cadena de bloques que contiene confirmaciones de transacciones pendientes. La cadena de bloques consiste en un registro público de las transacciones en orden cronológico, al que todos los usuarios de Bitcoin tienen acceso. Una vez exista un número determinado de transacciones, unos usuarios que libremente se especializan en ello y que cuentan con ordenadores de gran potencia, resuelven un problema matemático que permite cerrar un bloque, añadirlo a la cadena y dar comienzo al siguiente, estos usuarios son los llamados mineros, ya que reciben una recompensa en bitcoins por mantener el sistema. El protocolo Bitcoin es complejo y cuenta con varios niveles de seguridad, todos basados en criptografía para prever transacciones no autorizas o la duplicación de bitcoins.
Aunque Bitcoin es la más preponderante y conocida existen a día de hoy numerosas criptomonedas, cada una con sus características propias, aunque la gran mayoría descienden del concepto Bitcoin y emplean la tecnología “blockchain”.
Actualmente hay muchas opiniones y posturas frente a Bitcoin y otras criptomonedas, por un lado es un sistema descentralizado, controlado por todos sus usuarios, aspecto que lo diferencia del sistema monetario tradicional. Por otro lado, al ser digital hace posible realizar transacciones a gran velocidad tanto a la calle de enfrente como a la punta opuesta del planeta. Lleva 10 años en existencia y su valor ha incrementado significativamente, lo cual apunta a que de momento no va a desaparecer. Al mismo tiempo, invertir en bitcoin se considera de alto riesgo, puesto que el valor de las bitcoins (y las criptomonedas en general) es, por el momento, tremendamente inestable y volátil.
“The internet is going to be one of the major forces for reducing the role of government. The one thing that’s missing, but that will soon be developed, is a reliable e-cash: a method whereby on the internet you can transfer funds from A to B without A knowing B or B knowing A — the way in which I can take a $20 bill and hand it over to you, and there’s no record of where it came from.”
“Internet será una de las principales fuerzas para disminuir el papel del gobierno. Lo único que falta, pero que pronto se desarrollará, es un efectivo electrónico confiable: un método mediante el cual en Internet pueda transferir fondos de A a B sin B conocer a A ni A conocer a B – de la misma forma en que puedo tomar un billete de $ 20 y entregárselo, y no hay constancia de su origen.” —(1999) Milton Friedman, Premio Nobel de Economía
“Whether digital currencies will take off in a big way remains to be seen. But it is a phenomenon that many central banks are watching closely, including MAS. And if they do take off, one cannot rule out central banks themselves issuing digital currencies some day!”
“Queda por ver si las monedas digitales despegarán a lo grande. Pero es un fenómeno que muchos bancos centrales están observando de cerca, incluido el MAS. Y si despegan, ¡no se puede descartar que los bancos centrales emitan monedas digitales algún día!” — (2015)Ravi Menon, Director Gerente, Autoridad Monetaria de Singapur (MAS)
“For many reasons the crypto-assets in your digital wallets are unlikely to be the future of money … But that is not meant to dismiss them. Their core technology is already having an impact. Bringing crypto-assets into the regulatory tent could potentially catalyze innovations to serve the public better.”
“Por muchas razones, es poco probable que los activos criptográficos en sus billeteras digitales sean el futuro del dinero … Pero eso no significa que los descarte. Su tecnología central ya está teniendo un impacto. Incorporar criptoactivos en la carpa de regulación podría catalizar innovaciones para servir mejor al público.” — (2018) Mark Carney, Gobernador, Banco de Inglaterra
*(Citas extraídas de Bloomberg)
Vivimos un presente marcado por los cambios, cambios que suceden a un ritmo exponencial. El mundo interconectado y globalizado en el que vivimos exige que se lleven a cabo transformaciones en los propios cimientos de la sociedad. Al igual que como hemos dicho antes, el mundo actual sería irreconocible para alguien proveniente de la Revolución Industrial, nuestro día de hoy resultará primitivo para las generaciones del futuro. Es momento de cambio, eso es incuestionable, pero la dirección de dichos cambios depende única y exclusivamente de las preguntas que hagamos nosotros, la Revolución Digital es nuestra oportunidad para dar comienzo a una metamorfosis que nos acerque más hacia el equilibrio, la transparencia, la cooperación y la sostenibilidad.
Liam A. Aronow