Irán es un régimen de especial interés dentro de Oriente medio, el filósofo iraní Ramin Jahanbegloo, lo califica como un régimen teocrático. El gobierno dominante coincide con la religión, que en este caso, desde 1979 se estableció que Irán sería un país islámico. Los ayatolá son la autoridad máxima dentro del clero chiita y su libro sagrado, el Corán, está por encima de cualquier legislación.
En cualquier país las elecciones parlamentarias y presidenciales son de especial relevancia, sin embargo, el caso de Irán es diferente y de mayor importancia ya que en estas elecciones tienen que tomar la decisión si seguir una línea abierta de cara al mundo o retroceder a una línea conservadora.
Si repasamos las historias de las elecciones del país se puede comprobar que cuanto mayor son las amenazas, sanciones y presiones al pueblo por parte de los enemigos del pueblo iraní, la participación en las urnas aumenta hasta alcanzar rangos del 85%, como ocurrió en 2009 con la elección de Mahmud Ahmadineyad.
El pasado 19 de mayo se celebró la primera vuelta de las elecciones en las que el actual presidente centrista Hasan Rohaní fue reelegido con 23,5 millones de votos, según anunció el ministro del Interior Abdolreza Rahmani Fazli. Estas elecciones están destacando por su alta participación, que en la primera vuelta fue de un 70%, siendo una de las más altas desde la Revolución de 1979.
Hasan se caracteriza por su deseo de abrir las puertas de Irán al mundo, como el histórico acuerdo de desarme nuclear firmado con EEUU, mientras que su principal rival, Ebrahim Raisí, clérigo conservador, busca todo lo contrario. Raisí, un hombre de línea dura que hizo su carrera en el poder judicial de Irán, se presenta como un héroe de lucha contra la corrupción para así conseguir apoyo entre los pobres y desfavorecidos, además cuenta con el apoyo de la mayor parte del clero, así como del Líder Supremo, Alí Jamenei.
La decisión que tome el pueblo iraní no solo repercutirá en las libertades de los ciudadanos, sino que también tendrá especial importancia en las relaciones internacionales, por ejemplo, el grado de respaldo que ofrece Teherán al régimen de Basher al Assad en Siria, así como la elección del sucesor del Líder Supremo.
De momento, los ciudadanos iraníes han decidido seguir con la política centrista que representa Hasan Rohaní, han decidido decir “sí” al mundo y “no” al retroceso.
Isabel Garbisu y Mireia Cid.