La eutanasia en el mundo: el debate de la muerte dulce

 

Arauna Shaungbag

La eutanasia o “muerte dulce” es uno de los asuntos más discutidos dentro del mundo de la medicina. Hay quienes lo llaman “crimen” y otros piensan que es “una muerte digna”, término erróneo con el que suele confundir.

La muerte digna se refiere a morir sin tener que recurrir a métodos para mantener a un paciente con vida También se denomina ortotanasia, mientras que la eutanasia es la aceleración de la muerte. En el mundo el debate es diferente. Por un lado:

España convirtió en ley el derecho a muerte digna en mayo de 2012, después de que llegase el anteproyecto al Congreso de los Diputados un año antes y no se llegase a tramitar. La medida no contempla ni la eutanasia ni el suicidio asistido, pero si permite que pacientes terminales rechacen medidas de soporte vital.

 En los países europeos como Alemania, Italia, Francia, Noruega, Dinamarca, Austria, Suecia, Hungría y República Checa se rigen por un modelo idéntico al de las provincias españolas, por lo que la opción de la eutanasia o el suicidio asistido también están prohibidos.

Suiza y Gran Bretaña configuran unas leyes diferentes. En el caso de Suiza, la eutanasia es legal, pero el paciente debe enviar una serie de documentos que avalen su estado y que posteriormente serán revisas por un abogado y un médico. Por otro lado, en el año 2009 la Corte Suprema de Gran Bretaña decidió que los servicios sanitarios debían considerar el deseo de los pacientes de no prolongar su vida si padecían enfermedades irreparables.

En Holanda, Bélgica y Luxemburgo fueron más adelante y consiguieron legalizar la eutanasia. En el año 2002, Holanda fue el primer país en autorizarla cuando se aprobó la Ley de comprobación de la terminación de la vida a petición propia. La ley holandesa aclara que no es aplicable a personas que sufran depresión o ansiedad. Bélgica se convirtió en el primer país y segundo de la unión europea en aprobar esta ley. Luxemburgo aprobó la eutanasia en febrero de 2008 convirtiéndose en el tercer país europeo en aprobar la eutanasia.

En América Latina, países como Colombia, es el único país que permite la eutanasia. En 1997 la Corte Constitucional colombiana despenalizó el auxilio al suicidio “por piedad”. Pero no ha sido hasta el pasado año 2015 cuando ha comenzado a aplicarse a enfermos terminales que expresen la voluntad de poner fin a su sufrimiento.

Otros países tales como México, Argentina, Brasil o Uruguay reconocen “la ley del buen morir o muerte digna” la cual contempla el rechazo a tratamientos médicos que prolonguen la vida de pacientes con enfermedades terminales.

En Estados Unidos, sólo cinco de sus estados permiten el suicidio asistido. El sistema de actuación es bastante distinto al resto de países del mundo, en tanto que los médicos son los que prescriben una serie de fármacos a pacientes terminales con una expectativa de vida que no supere los seis meses para que ellos mismos se los administren.

En Asia, países como India, la eutanasia tiene nombre propio, Aruna Shanbaug. Fue una hindú que permaneció 42 años en estado vegetativo, tras una agresión sexual por parte de un ayudante del laboratorio en un hospital de Bombay en el que trabajaba su prometido. Esta historia fue un hito en la India, cuando en marzo de 2011 se abrió el debate de la eutanasia cuando el Tribunal Supremo de India rechazó la petición de la escritora Pinki Virani de parar la vida de la enfermera, que según la escritora “Aruna fue la razón de que se legalizara la eutanasia pasiva en India, pero no logró beneficiarse de ella”.

 

Alfonso del Pozo Ruiz
Elena Porrua Miller
Natalia López Villalon

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