El precio del crudo se ha desplomado en torno a un 70% desde 2014. En lo que va de año, el precio del petróleo ha alcanzado mínimos históricos rondando los 30 dólares por barril. Países como Estados Unidos y Arabia Saudí, han adoptado medidas inmediatas para evitar un empeoramiento económico dentro de sus fronteras como ha podido ser el abaratamiento en los costes de producción. Tomando como referencia las palabras de Gonzalo Escribano en su artículo publicado en el Real Instituto Elcano, “la caída de precios también afecta a la capacidad de algunos países para mantener la estabilidad política en ausencia de ingresos para mantener cierta legitimidad económica. Países como Argelia o Nigeria, importantes suministradores de hidrocarburos a España, o proveedores relevantes para Europa, como los países de Asia Central, están ya experimentando serias dificultades para ajustar sus cuentas públicas sin aumentar el malestar social.”
La aparición de nuevos jugadores en el panorama energético mundial como Venezuela e Irán ha causado una sobreproducción de crudo en los mercados. Rusia, sumergida en una recesión económica debido a las sanciones internacionales, e Irán, la cual disfruta del levantamiento de su embargo, necesitan producir más cantidades de petróleo que las grandes economías para equilibrar sus cuentas estatales. Los pronósticos indican que la tendencia de sobreproducción por parte de Irán continuarán a lo largo del 2016.
Una sobreproducción se traduce en una sobreoferta en el mercado y en última instancia en un abaratamiento del crudo. Una situación que afecta de manera directa y cruenta a las económicas de los países productores más débiles. Ejemplo de Rusia cuyo productos interiores dependen de manera prioritaria de la exportación de energía y el resto de su estructura económica no es capaz de paliar esa reducción de ingresos energéticos.
Como consecuencia, la competencia del mercado se encarga de dibujar un nuevo orden internacional. Rusia, sin esta inyección económica, perdería su influencia política en la Unión Europea. En el caso de Venezuela, país recientemente declarado en banca rota y el cual raciona alimentos a su población civil, se vería obligado a abandonar la difusión de su mensaje populista a sus vecinos de América del Sur.
Debido a la creciente amenaza de la pérdida de poder de muchos países pertenecientes y no pertenecientes a la OPEP, un acuerdo mundial energético ha sido comunicado este martes. Rusia, Qatar, Arabía Saudí y Venezuela han acordado congelar la producción del crudo para parar la caída de los precios del petróleo y elevarlos a corto plazo. El ministro saudí del Petróleo, Ali Al-Naim, ha declarado que su intervención en el mercado es “adecuada” y añadió que “en los próximos meses se evaluarán los siguientes pasos para estabilizar el mercado”.
Isabel Berga Romero