La presencia global de la mujer está cambiando, y aunque queda un gran camino por recorrer, se están dando pequeños pasos hacia una presencia global más igualitaria entre hombre y mujer.
“Un momento único puede iniciar una revolución, las acciones colectivas pueden transformar las leyes, la creatividad puede cambiar actitudes, y un invento puede alterar el curso de la historia. Paso a paso se impulsa el movimiento de las mujeres, incluso ante las adversidades”. Con estas frases comenzaba ONU Mujeres una narración la cual explicaba los momentos más importantes a lo largo de la historia en los que se han ido consolidando sus derechos y libertades como tal.
Lo cierto es que las mujeres han tenido que luchar siempre contra la desigualdad que existía respecto a los hombres, pasando por el activismo feminista en 1893 en Nueva Zelanda, que consiguió el sufragio femenino en dicho país, o el activismo de las mujeres igbo en Nigeria en 1929, que, tras protestar, consiguieron la dimisión de los jefes designados por el gobierno colonial, así como la eliminación de los impuestos a las mujeres en el mercado.
De esta manera se han conseguido objetivos como la consagración de la igualdad de género en la Carta de Naciones Unidas, el establecimiento de la CEDAW, la declaración de Beijing y la Plataforma de Acción, la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad o la propia constitución de ONU Mujeres.
Aun así, a día de hoy, sigue habiendo demasiadas desigualdades entre ambos géneros, y muestra de ello es la existencia de la brecha salarial. Según World Economic Forum, la brecha salarial más diferencial se encuentra en Islandia, con una diferencia de 0,878 y le siguen países como Noruega, Finlandia o Ruanda.
Otros datos escalofriantes que llaman la atención son; el promedio global de ganancias anuales, que coloca a la mujer con 12.000$ y al hombre con 21.000$; la desigualdad en puestos de liderazgo, en los cuales la mujer sólo tiene un 32% del total, estando igualmente capacitados; el empoderamiento político, en donde sólo el 28% de parlamentarios son mujeres y el 21% ministros. De esta manera se podrían seguir enumerando infinidad de ámbitos donde la mujer sigue siendo discriminada e infravalorada aún teniendo las mismas capacidades que el hombre.
Una vez analizado todo lo anterior, existen datos esperanzadores en ciertos ámbitos y países y en este caso nos vamos a centrar en España.
Un ejemplo del avance y progreso en España en cuanto a la igualdad entre hombre y mujer es en cuanto a la presencia de ministros, mencionado anteriormente. Tal como relata el periódico La Vanguardia, España es el número uno a nivel mundial en cuanto a presencia de mujeres entre sus ministros, ocupando casi el 65% de los cargos del Ejecutivo. Esto nos da a entender que algo se está haciendo bien en nuestro país y que poco a poco se pueden conseguir muchos objetivos más.
Además, World Economic Forum retrata a España como uno de los países que más ha mejorado reduciendo su brecha salarial, pasando de estar en el puesto 29 en el año 2016 al puesto 24 un año más tarde.
Con todo esto, se puede observar claramente que, a pesar de la lucha durante toda la historia de las mujeres por romper y acabar con la desigualdad entre ambos géneros, queda mucho por hacer y por mejorar. Aunque se crea que la mujer tiene una presencia global importante, en numerosas ocasiones no llega ni a una tercera parte en comparación con los hombres, por lo tanto, el planeta y cada uno de los ciudadanos que forman parte de el se debe seguir esforzando y luchando por las injusticias que aún relumbran.
Ruth Galán Sanz