May, de arrasar en Reino Unido a que le puedan “hacer un Clinton”

 

 La primera ministra británica, Theresa May, en un momento de su intervención sobre asuntos de seguridad en Londres, el 5 de junio de 2017, dos días después del último ataque terrorista contra la capital de Reino Unido. (Foto: EFE/ANDY RAIN)

La primera ministra británica, Theresa May, en un momento de su intervención sobre asuntos de seguridad en Londres, el 5 de junio de 2017, dos días después del último ataque terrorista contra la capital de Reino Unido. (Foto: EFE/ANDY RAIN)

En los últimos meses, la primera ministra británica, Theresa May, ha dado marcha atrás en numerosos temas clave de política interna respecto a sus posturas iniciales, entre ellas la convocatoria de elecciones anticipadas. Ello, unido al nerviosismo e inseguridad que muestra en las entrevistas, o la poca accesibilidad que muestra con los empresarios preocupados con el futuro acuerdo comercial, ha hecho que caiga notablemente la intención de voto por la líder “tory”, asegura en una tribuna exclusiva para EuroEFE Miguel Ángel Benedicto, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Madrid.

(Las opiniones vertidas en esta tribuna reflejan exclusivamente la posición de su autor y no pueden ser atribuidas a EuroEFE.EURACTIV.es ni a ninguno de los asociados de la red europea de EURACTIV ni a la Agencia EFE).

La primera ministra británica, Theresa May, ha pasado en unas semanas de arrasar en 20 puntos al líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn; a que su oponente se encuentre a 5 puntos de la líder conservadora en intención de voto, según una de las encuestas.

A temas de campaña como el Brexit, la inmigración o la economía se ha unido la seguridad tras los atentados de Manchester y Londres. El primer ataque terrorista no hizo mella a May en las encuestas. Tras los asesinatos en el concierto de Ariana Grande, el electorado seguía confiando su seguridad a la primera ministra en un 55%, frente al 33% que se sentiría más seguro con el líder laborista. Corbyn no dudó en conectar los ataques con la política exterior y las intervenciones militares de Reino Unido.

El atentado en el puente de Londres ha obligado a la premier británica a entonar el “ya basta” y a cambiar su estrategia antiterrorista. May ha anunciado tolerancia cero con el extremismo, hacer lo posible para evitar la propaganda terrorista online y aumentar los poderes de la policía. Corbyn ha aprovechado la oportunidad para criticar la agenda de recortes de su oponente y proponer la formación de 10.000 nuevos agentes para mejorar la seguridad.

Se acorta la distancia entre Conservadores y Laboristas

La distancia entre Conservadores y Laboristas disminuye día a día, pese a que con el adelanto electoral el partido Tory esperaba un fuerte respaldo para gestionar el Brexit. Las dudas de May y sus contradicciones le están haciendo mucho daño. La líder conservadora no iba a convocar elecciones y lo hizo; no era partidaria del Brexit con Cameron y ahora defiende una salida dura de la UE; defendía no aplicar la Convención Europea de Derechos Humanos en Reino Unido y en su programa aparece la permanencia en esa Carta; quería imponer un impuesto para el cuidado de los ancianos y ante las críticas recibidas retrocede al respecto; su gobierno abogó por que las empresas publicaran un listado con el número de trabajadores extranjeros y más tarde dice que los datos no serán públicos.

Si a estas marchas atrás le añadimos el nerviosismo e inseguridad que muestra en las entrevistas, su ausencia en el debate con los demás líderes de los partidos o la poca accesibilidad que muestra con los empresarios preocupados con el futuro acuerdo comercial; es normal que la intención de voto haya caído de manera estrepitosa.

Entre las promesas estrella de May está la de reducir la cifra de inmigrantes en Reino Unido por debajo de los 100.000. Una medida que, según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, costará muy cara a los británicos cuyo desempleo no llega al 5%. Además, quiere obligar a los empresarios a duplicar la tasa que tienen que pagar por contratar a inmigrantes extracomunitarios.

Por su parte, el candidato laborista despliega su agenda para nacionalizar ferrocarriles, correos o el agua y las promesas de subir impuestos a las empresas y a los más ricos o de una universidad gratuita; que parecen calar entre los más jóvenes y la clase trabajadora pero no así entre el rango de edad más adulta y los pensionistas.

No hay grandes diferencias con Corbyn sobre el “brexit”

Sobre el Brexit, Corbyn no difiere en exceso de May, salvo en el comercio o la inmigración, un asunto este último en el que el líder laborista es muy laxo en comparación con su rival conservadora. Por otro lado, el Partido Liberal Demócrata no ha conseguido levantar cabeza pese a que desde el principio se ha manifestado como el partido anti-Brexit, cuyo principal objetivo sería la adhesión al mercado único y la libre circulación. Su fijación monotemática le puede pasar factura y las encuestas reflejan que no supera el 8%. En cuanto al UKIP, que fue una de las sorpresas en las anteriores elecciones, tras el abandono del liderazgo de Nigel Farage, se desploma al 4% de intención de voto.

Una campaña mal gestionada con promesas de ida y vuelta podría dar lugar a que a May se “haga un Clinton”. Difícil, pero no imposible. Will see.

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