El pontífice realizó un viaje a Myanmar del 27 al 30 de noviembre por dos motivos. El primer o de ellos era confirmar las buenas relaciones con el gobierno del país. El segundo, hacer frente a la crisis que están sufriendo los rohinyá, etnia musulmana que está siendo perseguida y obligada a huir. El Papa subrayó la oportunidad del encuentro «para reafirmar nuestro compromiso por la paz, el respeto de la dignidad humana y la justicia para todos los hombres y mujeres» y destacó la necesidad de «superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio».
Sin embargo, en Myanmar, por razones diplomáticas, el papa apenas pudo referirse a ello. La Conferencia Episcopal de Myanmar le había advertido previamente de que «la relación de los católicos con los conciudadanos budistas es muy buena y que podrían surgir problemas si el papa utilizaba el término rohinyá ya que cabría la posibilidad de que los extremistas lo interpretasen como una incitación y podrían nacer tensiones. Por este motivo, el siguiente destino del papa fue Bangladesh, país en el que hay 600.000 refugiados rohinyás.
En su visita a Bangladesh, país de amplia mayoría musulmana, el Papa Francisco fue distintivo, en su discurso en Dacca, pidió a la comunidad internacional una solución para la situación actual con la crisis de refugiados de los rohinyá.
Los rohinyá que han huido hacia Bangladesh lo han hecho para establecerse en campos de refugiados, manifestado con fuerza el impulso humanitario se les ha atendido dándoles refugio temporal y lo necesario para la vida.
El Pontífice sentenció que “ninguno de nosotros puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso coste en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de todos ellos, la mayoría de los cuales son mujeres niños, hacinados en este campo de refugiados”
En su intervención el Papa Francisco incluyó los asuntos de interreligiosidad y terrorismo, declarando que “el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia”
Judith Esteve
