Portugal, un referente para las economías socialdemócratas

Antonio Costa

El nuevo referente de los partidos políticos de izquierdas es Mario Centeno. No es ninguna utopía ni ningún recuerdo del pasado, es el Ministro de Economía portugués. Y es que las políticas económicas del Gobierno de Portugal están demostrando que existe otra forma de hacer las cosas, una alternativa a las medidas de austeridad impuestas por la Troika a los países del sur de Europa. El país vecino de España ha sentado las bases de un futuro esperanzador mediante políticas de carácter socialdemócrata.

 

La tasa de paro se ha reducido de un 17% hasta el 8,5% actual, la tasa de empleo se encuentra por encima de la media de la Eurozona, así como los sueldos y salarios de los ciudadanos portugueses. La fórmula por la que ha apostado el Ministro Centeno está basada en tasas indirectas para lograr disparar la recaudación. El pasado mes de marzo, el Banco de Portugal cifró en un 2,3% el vaticinio de crecimiento para este 2018, pero ahora el Panorama Económico Mundial eleva el porcentaje a un 2,4%.

 

Si hablamos de economía en la eurozona cabe destacar el renacimiento de la economía de Portugal en los últimos tres años. Si nos remitimos a datos, el pasado año 2017, el producto interior bruto de Portugal ha crecido un 2,7% en comparación con 2016 posicionándose en el puesto número 46 en el ranking de los 195 países del mundo, llegando a aumentar en 700€ (18.700€ en 2017) el PIB Per cápita respecto a 2016 que fue de 18.000€. Muchos expertos lo han denominado de milagro, por su recuperación espectacular. Este aumento del PIB viene de la mano de una reducción de la tasa de paro, ajustes de cuentas públicas y un superávit.

 

Su prima de riesgo cotiza ya por debajo de los 150 puntos básicos, esto ha permitido a Portugal salir del “bono basura” aunque la agencia Moody’s no opina lo mismo, de momento. Moody’s espera una nueva reducción de la deuda acumulada de los sistemas eléctricos de Portugal debido a la mejora del entorno macroeconómico, se espera que pase del 2,5% de 2017 al 2% a finales de 2018.

 

Los portugueses han notado este aumento del PIB en su bolsillo directamente, situación anormal en los países de europa que han sufrido la crisis económica, obteniendo mejores salarios para los habitantes en activo y estimulando de esta forma el consumo en Portugal, esto ha desembocado en alabanzas al gobierno de António Costa.

 

El gran interrogante en torno a la economía del país ibérico reside en el futuro. Nadie discute los beneficios a corto plazo que están teniendo el paquete de medidas adoptado por el Ministro Mario Centeno pero, recientemente, emisarios del FMI han mostrado su preocupación por la salud económica a largo plazo de Portugal. La razón estaría en la falta de competitividad a nivel internacional, los discretos niveles de productividad y la precaria situación de las entidades financieras. No hay que olvidar que Portugal todavía debe 4.600 millones de euros, por lo que la ejecutiva de Christine Lagarde continúa dudosa ante los avances del gobierno de António Costa.

 

El gobierno portugués ha sabido realizar una transición casi perfecta entre ser llamado “gobierno de la vergüenza” cuando se produjo su fundación en el año 2015, a ser uno de los ejemplos de economía socialista de éxito. La formación de este gobierno tuvo muchos paralelismos a la situación política que se vivió en España en el 2015, donde el partido vencedor de las elecciones no consiguió sumar los suficientes escaños y en la tarea en la que fracasó Pedro Sánchez al no ser investido presidente, Antonio Costa fue capaz de formar un gobierno socialista, que tuvo que hacer frente a numerosos problemas.

 

Costa recibió un gobierno que se tuvo que enfrentar al rescate de Europa, de 78.000 millones de euros y le dejó un país con dos millones de personas en riesgo de pobreza, el 20% de la población. Al igual que pasó con Grecia, la Troika (FMI, la Comisión E y el Banco Central Europeo) impuso durísimas condiciones de austeridad, que llevaron a recortes generalizados aplicados por el anterior ejecutivo.

 

Sin embargo, ya en 2016, con el nuevo mando, el PIB creció un 1,4%, en el último trimestre ya subió al 2% y acumula 13 trimestres consecutivos al alza, según datos del Ministerio de Finanzas que comanda Mario Centeno, cuyo nombre suena incluso para presidir el Eurogrupo. El déficit fiscal lo han reducido hasta el 2,1%, cuatro décimas por debajo de la exigencia que hizo Europa, el FMI, el BCE y hasta la propia Administración portuguesa, una cifra desconocida desde que volvió la democracia al país en 1975 y que se ha alcanzado antes de llegar a la mitad de la legislatura. En España, por ejemplo, supera el 4,30.

 

Algunos de los hitos que marcan este segundo año de Gobierno son, por ejemplo, la salida en junio del procedimiento de déficit excesivo, bajo el que se encontraba desde 2009. El pasado 30 de junio, el Fondo Monetario Internacional aseguraba que Portugal había conseguido un “progreso encomiable en afrontar los riesgos a corto plazo” que se cernían sobre su economía. Como detalla EFE, además “ha resonado especialmente la mejora que la agencia de calificación Standard and Poor’s (S&P) realizó en septiembre de la nota de la deuda soberana del país, a la que sacó del nivel de bono basura, donde permanecía desde enero de 2012”.

Para los dos próximos años se auguran movimientos importantes por parte de los trabajadores que, “conscientes de las buenas noticias económicas”, exigen que se actualicen sus salarios, reclamación en la que obtienen el apoyo del Bloque y los comunistas. “El problema será el margen de los presupuestos, en los que se estima un crecimiento de la economía para 2018 del 2,2″% y una reducción del déficit hasta el 1%”.

Se puede revertir la generalizada descomposición de la clase política si logramos hacer dos cosas: construir un debate ilustrado sobre las políticas públicas de izquierda que pueden ser camino para cualquier país , y lograr inyectar una narrativa en la población en torno a las bondades de un modelo socialdemócrata. Lo cual significa que los acuerdos entre las facciones políticas cuenten con un marco de referencia programático, y dentro de él sean todo lo pragmáticos que quieran (lección de Portugal); así, se pueda superar la pura-aritmética-pura como criterio de negociación y acuerdo político.

Y en esta vorágine de alianzas de todos contra todos, no renunciar a la construcción de un polo de izquierdas (otra lección de Portugal). Debemos observar analíticamente a este país europeo en su camino al desarrollo humano y su abandono de la oscura mancha del vampirismo neoliberal que tiene a nuestros pueblos en la pobreza y la violencia, y así construir nuestro propio camino al desarrollo humano.

Miguel Val

Luis Miguel Butrón

Jorge López-Torrecilla

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