Hace 20 años el servicio militar obligatorio fue abolido en la mayoría de los países europeos. Debido a la multitud de cambios y mutaciones que han acontecido en el panorama internacional, las políticas de los países tanto internas como externas, se han visto obligadas a envolverse en un proceso de adaptación.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, el compromiso de la OTAN, el gran protector de Occidente, suscita varias dudas para sus países aliados, por lo cual, los países europeos han empezado a tomar sus propias medidas con motivo de mantener sus grado de defensa y seguridad. Sumado a ello, nos encontramos con la creciente intimidación que Rusia está originando en el mundo debido a su rearme y disposición de un nuevo armamento, según el medio geopolítico.
Actualmente existen en Europa trece países que han conservado el servicio militar obligatorio, entre los que se encuentran Chipre, Suiza, Noruega, Grecia, Finlandia y Dinamarca. Otros como Suecia, han vuelto a imponer la mili este mismo años tras haberla abolido en 2010, medida a la que se podrían sumar otros países de la vieja Europa como Francia, Alemania e Italia. Estos países creen necesaria su restauración y han propuesto restablecerla, tal y como dice el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, para recordar a los jóvenes “que además de derechos, también hay deberes”.
Esta vuelta de los jóvenes a realizar el servicio militar puede interpretarse de diferentes formas, tal y como dijo el coronel del Ejército de Tierra español Pedro Baños , “La vuelta a la mili hay que interpretarla de diferente manera según el país que la proponga. Por ejemplo, para Francia o Alemania, se trata de una medida mucho más social que militar. Hay una parte de la sociedad en estos países que está marginada y ese servicio obligatorio pretende integrar a estas personas en una idea de pertenencia al Estado”.
Se trata de una medida que además de militar y social, busca reforzar la cohesión nacional de los estados europeos y combatir los numerosos nacionalismos periféricos que se encuentran a lo largo del continente como ocurre en regiones de España, Italia, Alemania, Inglaterra y Francia, entre otros.
El mundo avanza y cambia constantemente, pero es deber de los países adaptarse a estos cambios y no quedarse atrás. Como bien hemos dicho, Rusia podría convertirse en una potencial amenaza para Europa, mientras que EE.UU ha dejado al resto de sus aliados a la deriva, mostrando un comportamiento más nacionalista y autárquico, por lo cual la Unión Europea debe tomar sus propias medidas para conservar el lugar privilegiado en el que siempre se ha encontrado.
Quizás estos cambios sean una llamada de atención que hagan replantearse a Europa su forma de actuar. Tal vez sea hora de que los países europeos creen una defensa regional más integrada que refuerce los lazos entre todos los países, y proyecten así una imagen más poderosa, afianzando los lazos interpersonales en un momento en el que la tensiones entre los países empiezan a aumentar en paralelo a la desconfianza general.
Alejandra Hernández Hernández Laura Cañibano Ponce de León
