El referéndum catalán del pasado 1 de octubre ha acaparado las portadas de la prensa, tanto nacional como internacional. Según datos consultados, la prensa estipuló que, en dicho referéndum, calificado de ilegal y anticonstitucional por el Estado español, votaron más de dos millones de personas, sobre un 43% del total del censo. Uno de esos votantes fue Mario Pulpillo, cuyo testimonio quedó recogido por el New York Times, según él, España mostró el 1 de octubre su cara más oscura, una que pensaba había desaparecido hace 40 años. Votó para luchar contra la represión que el Estado español está ejerciendo contra el deseo independentista de muchos catalanes.
Sin embargo, ¿puede que el hecho de que Cataluña quiera separarse de España haya conseguido que el resto de España se sienta más unida? De acuerdo con el testimonio de Ángel Muñoz, recogido por el New York Times, sí. Él siente que de alguna manera con todos los sucesos que están teniendo lugar en Cataluña, el resto de españoles se sienten más orgullosos de mostrar su bandera. Lo cierto es que en un país como España y como consecuencia de cuarenta años de dictadura, el sentimiento nacionalista que pudiesen llegar a sentir sus ciudadanos se ha visto coartado por las connotaciones negativas a las que, de alguna forma, ha seguido siendo asociado.
La lucha por la independencia que está persiguiendo Cataluña ha hecho que en los últimos días miles de españoles cuelguen sus banderas en los balcones y salgan a la calle a mostrar al resto del mundo que ellos sí están orgullosos de ser españoles; los españoles no quieren que Cataluña se separe y piden al gobierno diálogo. Y esa falta de diálogo es la que, precisamente, hizo que los altercados del 1 de octubre fuesen portada de muchos periódicos internacionales, incluido el New York Times cuya portada rezaba: “el voto por la independencia Catalán termina en caos”. Y es que ellos entendieron el referéndum catalán como un examen para la democracia al que España no se había enfrentado desde la caída de la dictadura con la muerte de Franco. Ahora la pregunta recae en si España aprobó dicho examen. Según fuentes consultadas por el New York Times, el día terminó con 750 civiles y docenas de policías heridos, haciendo que el día concluyera con nada más que una clara visión de la división del estado español y de una sociedad más polarizada que nunca. Para Carles Puigdemont, líder catalán, debido a los hechos que tuvieron lugar durante el referéndum, España habría alcanzado un nivel de vergüenza que le perseguirá para siempre. Sin embargo, para Mariano Rajoy, presidente del gobierno, España demostró la fuerza de su democracia, utilizando la ley para impedir que se celebrase un referéndum que, de acuerdo con su partido, no se celebró.
Sin embargo, habrá que esperar a los próximos días para poder contestar con certeza a esta pregunta. El problema una vez más está en las razones que hay detrás de los nacionalismos. Según varios artículos publicados en el New York Times recientemente, el nacionalismo catalán se ampara detrás de una bandera y un lenguaje común, mientras que la España unida solo se muestra de esta forma frente a una situación tan singular como este intento de independencia que unos pocos intentan presentar como la opinión de la mayoría.
Veremos si el Gobierno español será capaz de entablar diálogo con los catalanes, o si finalmente uno de los dos nacionalismos pesa sobre el otro, y veremos también si esta experiencia nefasta le sirve al pueblo español para aprender a valorarse todos los días del año y no solo como forma de provocación.
Beatriz Crespo y Judith Esteve