El pasado sábado Donald Trump aterrizó en Arabia Saudí dando comienzo a la primera gira por Asia como presidente de los Estados Unidos, donde busca estrechar relaciones y cerrar negocios. El primero de ellos se cerró el primer día, al vender armas por un valor de 100.000 millones de dólares en Riad, dotando de más munición al segundo ejército mejor dotado de Oriente Próximo con la excusa de luchar contra el terrorismo.
La visita ha sido recibida con alegría y entusiasmo por el Rey Salmán, que ha aprovechado este encuentro para teñir con la bandera americana cada rincón de la ciudad, contrastando de manera notable con la frialdad en las relaciones con Obama y el antiguo gobierno. Uno de los aspectos más claros del cambio de relaciones es que Melania Trump llegó al país con la cabeza descubierta y no ha sido criticada por el Rey Salmán, hecho que no ocurrió con Michelle Obama.
Aprovechando su visita a Oriente Medio, Trump también ha acudido a Israel en el primer vuelo directo que llega desde Arabia Saudí. Allí en un discurso que apelaba a la paz mundial, también ha asegurado que nunca permitirá que Irán tenga armas nucleares. Estas declaraciones llegan tras numerosas décadas de enfrentamientos entre israelíes e iraníes, además del apoyo del régimen de Putin a la república islámica de Irán. El presidente también ha aprovechado el encuentro para visitar el Muro de las Lamentaciones, siendo el primer líder de Estados Unidos en visitarlo.
La gira por Oriente Próximo concluirá esta semana con la visita programada a Belén y continuará por Europa en El Vaticano, Sicilia y Bruselas. El encuentro en El Vaticano con el Papa llegará con polémica porque a pesar de las numerosas declaraciones de Trump donde promueve su cristianismo, el Papa Francisco ha declarado que el discurso del presidente y sus acciones son poco cristianas.
Jesús Fuentes y Jorge López-Torrecilla