“No queremos ser considerados como un país de segunda clase en Europa” y para ello Turquía sigue considerando el ingreso en la Unión Europea como primera opción de su política exterior, aunque impulsa las relaciones bilaterales con Rusia, mantiene 39 embajadas en África, intensifica la triangulación entre la región Centro Asia, Oriente Medio y el Mediterráneo y mantiene una firme posición de rechazo a la presencia de Bachar el Asad en la solución negociada para la paz en Siria. La frase la pronunció el Ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, durante la Conferencia organizada por el Real Instituto Elcano en el Hotel Palace de Madrid el día 9. Y a juzgar por la intensa actividad diplomática, política y militar de los turcos en los últimos años, podría decirse que el neotomanismo es una realidad estratégica que pasa también por hablar de tú a tú a los ansiados socios europeos, que viven, por cierto, momentos de debilidad.
“No nos pueden criticar por mantener una política propia y constructiva con Rusia cuando tenemos intereses comunes en amplias regiones y el Mar Negro, y al mismo tiempo darnos un trato desigual con respecto a otros países del Mediterráneo y el Este de Europa”, a quienes se admitió en el pasado en una Europa abierta a la diversidad y distinta de la actual, en opinión del ministro turco: “si quiere volver a ser un actor global, Europa debe de volver a su esencia, como el continente más democrático y respetuoso con la diversidad que existe”.
Alfonso Dastis, ministro español de Asuntos Exteriores y Cooperación fue el encargado de realizar la presentación de su homólogo a quien ofreció “total apoyo del Gobierno a las instituciones turcas en su lucha contra el terrorismo” y recordó la condena al Golpe de Estado del pasado verano. Igualmente se refirió a la productiva relación bilateral entre ambos países y concretamente a la Alianza de Civilizaciones que juntos habían impulsado. Dastis también hizo referencia a los logros del acuerdo sobre refugiados firmado entre la UE y Turquía para destacar que había frenado los trágicos flujos marítimos y la actividad de las mafias.
En relación a la guerra de Siria Cavusoglu, aseguró con rotundidad que Turquía “no tiene ninguna aspiración territorial”, pero reconoció que se sentía solidario con el sufrimiento del pueblo sirio y firme “en el rechazo a la continuidad del Presidente Asad en el poder, responsable del uso de armas químicas contra su propio pueblo”. La actividad terrorista y la situación interna en Turquía sobre la que fue preguntado, provocaron una respuesta más contundente de Cavusoglu, hasta entonces cordial y dialogante. Rechazó con energía que en su país “haya habido una regresión democrática” y garantizó el desarrollo legal y transparente del próximo referéndum para implantar el presidencialismo, “que estará vigilado desde las instituciones europeas y el Consejo de Europa”. Pero no fue convincente, sin embargo, a la hora de justificar la persecución a periodistas y colectivos profesionales desde el gobierno.
El Presidente del Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa, fue el encargado de conducir el acto que despertó un enorme interés con la presencia de 30 Embajadores, de responsables de empresas, académicos y un gran número de medios y especialistas en relaciones internacionales.
José Mª Peredo, Catedrático Comunicación y Política Internacional