El pasado domingo 30 de Septiembre, Canadá se incorporó al USMCA. Así, el Tratado de Libre Comercio (según sus siglas en Español) que regulaba desde 1994 los intercambios entre Estados Unidos y México queda redefinido, sumándose a él Canadá, y haciendo más fuerte el vínculo entre las economías más conectadas del planeta.
Este nuevo tratado comercial dejará de denominarse NAFTA para pasar a conocerse como USMCA, cumpliendo con la expresa condición de la administración Trump. De acuerdo con los máximos responsables de la negociación, Robert Lighthizer (representante estadounidense de Comercio Exterior) y Chrystia Freeland (Ministra canadiense de Exteriores), el USMCA fortalecerá el crecimiento económico de la región.
Este Tratado Trilateral mantendrá su vigor por un periodo de tiempo de 25 años y revisado cada 6 años. Se pone fin así a un lapso de más de un año de tensas conversaciones y relaciones entre el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau y el presidente norteamericano, Donald Trump.
Entre los principales puntos abordados en las negociaciones encontramos el sector automovilístico, donde el 75% deberán fabricarse en territorio norteamericano, aumentando el 62’5% actual, asimismo, entre el 40 y 45% de cada vehículo tendrá que ser fabricado por asalariados que cobren un mínimo de 16$ la hora. Asimismo, mantiene aranceles tanto en el aluminio como en el acero. En cuanto a los productos lácteos, se aumentará la cantidad exportada hacia Canadá con origen estadounidense. Por último, se añaden aspectos relacionados con el comercio digital y la propiedad intelectual.
Además, cabe destacar la importancia que supone el USMCA en el cambio de orientación geopolítica, concretamente hacia el sur de Estados Unidos puesto que esta implica la disminución del deterioro económico y social de la subregión, por el que se ha caracterizado en la última década, favoreciendo así a las poblaciones que han sufrido el abandono debido a la globalización. Respecto a este último aspecto, también influye el “enorme y renovado Canal de Panamá”, como señala José María Peredo. Por tanto, el renombrado acuerdo repercutirá no sólo en Norteamérica sino en el centro del continente.
El acuerdo queda ahora pendiente de la ratificación por parte de los Congresos de los tres países en cuestión, en un plazo de 60 días, coincidiendo con las elecciones del midterm en Estados Unidos, que tendrán lugar en noviembre.
Victoria Pérez-Rubín
Irene Matamoros Flores