La imagen de América Latina tapada por la oscuridad de la corrupción

Diversos y recientes informes acerca de la percepción de la corrupción y el grado de presencia de esta en los países, realizados por Transparencia Internacional, Banco Mundial y NGRI y el Real instituto el Cano sirven de fuente para determinar la expansión de la corrupción en el panorama internacional.

América Latina se enfrenta la peor ola de corrupción institucional de su historia reciente. Según informa France 24, en un informe acerca de la percepción de la corrupción realizado por Transparencia Internacional en base al año 2017 se establece que 16 de los 20 países que conforman América Latina se encuentran en una situación crítica en base a la corrupción.

Los mejores países en la lucha contra la corrupción son Nueva Zelanda, Dinamarca y Finlandia respectivamente, mientras que a la cola del mundo se sitúan Somalia, Sudán del Sur y Siria como países más corruptos del mundo.

El país latinoamericano más perjudicado por la lacra del desvío de dinero público es Venezuela, quien se sitúa en el puesto 169 de los 180 países sometidos al estudio, pero seguida de cerca por países como Nicaragua o Guatemala. Países como Honduras y Ecuador obtuvieron puntuaciones mejores en dicho estudio, aunque sin rebasar la barrera de los 32 puntos obtenidos de los 100 posibles.

Se puede apreciar una enorme diferencia entre los países del Sur de América y sus vecinos del norte, donde cabe destacar a Canadá como ejemplo de transparencia al lograr 82 puntos de 100 y situarse en el octavo lugar del ranking mundial.

La corrupción es una de las grandes lacras de la sociedad, pero se ha vuelto especialmente peligrosa en los países latinoamericanos. En otro estudio realizado por el Banco Mundial y el Natural Resource Governance Institute (NRGI) han sido evaluados 209 países en base a 2 claros criterios: el Control de la Corrupción y la calidad del Estado de Derecho.

Los países latinoamericanos también fracasan de manera estrepitosa en sus esfuerzos por proyectar una buena imagen internacional en base a dicho estudio.

El país de esta región mejor situado es Chile, a raíz de sus medidas legislativas contra la corrupción, que hacen que se sitúe en el puesto 20 en cuanto a Control de la Corrupción y en el puesto 26 en lo que a Estado de Derecho se refiere. Otros países de relevancia internacional como Brasil caen hasta los puestos 117 y 94 respectivamente en cada uno de los criterios aplicados.

Pero si hay un patrón que se repite es el de Venezuela. De nuevo, el país se sitúa como el peor país de Latinoamérica y uno de los peores del mundo al situarse en el puesto 208 en base al Estado de Derecho y en el 199 en base al Control de la Corrupción.

Como contraposición a estos datos, hay que destacar la concienciación que esta experimentando la sociedad de todos los países de la región en cuanto a la tolerancia de la corrupción. En países como Brasil, Chile o Guatemala, la lucha contra la corrupción es uno de los temas que mas preocupan a la población. La independencia del Poder Judicial ha sido clave en la disminución de la corrupción y de la tolerancia hacía esta en los países.

La increíble y desmesurada presencia de la corrupción institucional en los países de Latinoamérica choca con los puestos que ocupan en el informe realizado por el Instituto el Cano en cuanto a presencia global, donde se puede observar que, por ejemplo, Brasil ocupa el puesto 19, Argentina el puesto 39 y, quizás lo más sorprendente, Venezuela el puesto 57 de los 107 países que han sido sometidos al informe del instituto.

Lo preocupante de estos datos es que todos estos países, a raíz de sus problemas con la corrupción, entre otros muchos, han ido empeorando sus resultados en todos los estudios y disminuyendo su presencia global. Así, de 1990 a 2018, Brasil ha pasado del puesto 16 al 19, Argentina del puesto 24 al 39, y Venezuela del puesto 44 al 57.

Aún así, es bastante evidente que todos estos países podrían mejorar mucho en aspectos de relación con la corrupción, lo que al mismo tiempo derivaría en una mejor imagen exterior en sus relaciones con la comunidad internacional y en una mayor presencia global, especialmente en el ámbito de la dimensión blanda. La mayoría de las sociedades europeas, idóneas por razón de su lejanía con América del Sur, presentan una menor tolerancia a la corrupción que los países estudiados, lo que se traduce en una mejor posición a ojos de la comunidad internacional que ayuda a su presencia global.

 

Eneko González Aldonza

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