Pese a todos los cambios que ha habido en la sociedad en los últimos años, la desigualdad de género sigue estando a la orden del día. Todavía existen en el mundo millones de mujeres y niñas que luchan por poder acceder a derechos tan básicos como la educación, la integración social, la libertad o el acceso a un trabajo digno, algo que en de una forma u otra ocurre tanto en países desarrollados como en los que se encuentran en vías de desarrollo.
Según un informe publicado en 2017 por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) los países que conforman esta organización han hecho muy pocos esfuerzos en la última década para solucionar este problema que posiciona en desventaja a las mujeres en todos los ámbitos de la vida y que tanto afecta a la sociedad. Sherpa Gabriela Ramos, portavoz de la OCDE, ha reiterado la necesidad de poner solución a esta desigualdad abogando por “la búsqueda de igualdad de género como prioridad para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo en beneficios de los ciudadanos”.
Superficialmente no se trata de un gran problema, pero lo cierto es que los prejuicios siguen condicionando a nuestra sociedad. Si indagamos más sobre el tema nos podemos encontrar con datos escalofriantes sobre las injusticias que sufre este colectivo. Según el Estudio Internacional Child Marriage Facts & Figures, un tercio de las mujeres son obligadas a casarse antes de los 18 años. Además, en términos de violencia machista aproximadamente el 38% de las mujeres que mueren al año es a causa de la violencia de género, el 35 % ha sufrido alguna agresión sexual o física y una mujer es violada cada 8 horas.
En términos económicos la brecha está todavía muy presente en la sociedad. Bien es cierto que la participación de la mujer en un entorno laboral ha aumentado en muchos países, especialmente en Europa, hasta casi situarse igual a la correspondiente a la de los hombres. A pesar de ello, la mujer juega con una gran desventaja a la hora de encontrar y desarrollar un empleo. Según el informe de la OCDE las mujeres son contratadas con más frecuencia en trabajos parciales, frente a las jornadas completas de los hombres, tienen menos opciones de ser ascendidas en sus puestos de trabajo y ganan de media un 15% menos en los países de la OCDE que los que pudiera ganar un hombre en el mismo puesto de trabajo y bajo las mismas condiciones laborales. En el caso de España la diferencia es un tanto superior, situándose en el 20%, mientras que en países como Irán dicha brecha llega a alcanzar el 75% de diferencia. Una de las razones principales de que ocurra todo esto se debe a la gran carga familiar con la que cuentan las mujeres, debido al cuidado de la casa o de los hijos.
Esta brecha también se percibe en el liderazgo de la mujer en la sociedad. Globalmente, sólo el 21% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, tan solo un 4’6% de las mujeres son CEO y un 19’2% consejeras, y solo ha habido dos mujeres de color en el Senado de Estados Unidos (Internationalbusinessreport.com). Aunque ya son muchas las mujeres que lideran en muchas de las empresas globales, según S&P Global Market Intelligence, este colectivo solo representa el 5% del total.
Uno de los sectores donde más se agudiza la desigualdad de género lo podemos encontrar en la educación. Ha habido mucho progreso en este sector y en muchos países como ocurre en Europa o Norteamérica, que han logrado un acceso igualitario a la educación primaria y secundaria. A pesar de ello sigue habiendo desigualdad a la hora de acceder a carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM). Según la OCDE, en sus países miembros solo un 18% de las mujeres acceden a una carrera de ingeniería. Otro dato estremecedor es el ofrecido por la UNESCO, que señala que las mujeres representan dos tercios de los adultos analfabetos en el mundo.
Entre los Objetivos del Desarrollo Sostenible que la ONU ha fijado para el 2030 se manifiesta la necesidad de alcanzar una mayor igualdad de género. Cada vez la sociedad va teniendo más conciencia sobre este gran problema que lleva acarreando la mujer durante toda la historia. Celebridades como Emma Watson o Meryl Streep, y otros no tan conocidos como Malala, unido a muchos esfuerzos de Gobiernos y el trabajo conjunto de Organizaciones internacionales como Save The Children, Amnistía Internacional o la Organización Internacional del Trabajo van aportando su granito de arena contra esta lucha que tanto queda por batallar.
Laura Cañibano Ponce de León