El pasado martes vivimos como Estados Unidos cambiaba de rumbo. Donald Trump, un empresario millonario, sexista, racista y nacionalista se convirtió en el Presidente de los Estados Unidos.
Una nueva etapa se augura. No hace falta mirar más allá del Atlántico para darnos cuenta de este cambio, en nuestra propia región también podemos ver como un giro a la derecha se contempla como una opción política en determinados países. Francia, Dinamarca, Suecia, Austria o Grecia son algunos ejemplos de ello.
En Francia, el partido de Marine Le Pen se ha convertido en la tercera fuerza, afirma que “La Unión Europea es un fracaso absoluto“, y la “introducción del euro, un error grande con consecuencias graves“, se define como eurrealista. En cuanto a la inmigración pide el cese inmediato de su acogida.
El partido popular danés, en Dinamarca, es la segunda fuerza política. Piden controles en la frontera con Alemania y un referéndum sobre la permanencia en la comunidad europea.
Los Demócratas Suecos, son también la segunda fuerza. Se definen como nacionalistas, sociales conservadores y euroescépticos. La mayor parte de su programa está centrado en la inmigración. Sugieren no adherirse al euro y renegociar el tratado de adhesión a la Unión Europea.
Continuando con este perfil, en Grecia, el partido Amanecer Dorado se ha establecido como tercera fuerza política. Su base ideológica está fundamentada en el ultranacionalismo, la xenofobia, el racismo e irredentismo.
En el caso de Austria, Partido de la Libertad de Austria, trasformó el panorama político superando al candidato ecologista Alexander Van der Bellen. Este partido enfatiza su orgullo de ser austriaco, el rechazo a la inmigración y la tolerancia cero a la discrepancia.
Todos tienen un perfil muy parecido, intentan cerrar sus fronteras, dejar de lado la unión europea —como Inglaterra, que ha hecho de sus palabras un hecho— y centrarse solamente en los beneficios del país, además de no permitir la entrada de civiles extranjeros que conlleva el cese de libertad de movimiento que tanto clama la Unión Europea.
La cuestión es, ¿El efecto Trump puede aumentar la influencia de estos partidos de ultra derecha en Europa y conseguir la presidencia de sus países?
Estados Unidos es la gran potencia mundial, si Estados Unidos estornuda el mundo se constipa. Claramente debemos preocuparnos, estos partidos se encuentran entre la segunda y tercera fuerza política en sus países.Con la influencia de Estados Unidos y la salida de Inglaterra de la UE podría haber una posible victoria de estos partidos de extrema derecha antieuropeos.
Por otro lado, en países como Rusia e Israel, los partidos de ultra derecha han sido los primeros en celebrar la victoria de Trump. En Rusia se habla del Partido Liberal-Demócrata de Rusia (PLDR) que tiene como líder a Vladímir Zhirinovski. Desde sus inicios se ha denominado con una ideología ultra nacionalista que propone políticas con tinte xenófobo y anticomunista.
Asimismo, a pesar de que el presidente ruso Vladímir Putin ocupe el espectro de centro-derecha dentro de la Duma, comparte ciertos aspectos relacionados con el rechazo homosexual, el conservadurismo social o la defensa de la familia tradicional con el Partido Liberal-Demócrata de Rusia (PLDR) y con algunos partidos de ultra derecha europeos.
En Israel, el Partido Unión Nacional, partido político israelí de extrema derecha sionista, está conformado por una alianza de varias agrupaciones como Moledet, Tzkuma y el Partido Nacional Religioso Sionista.
A pesar de ser una alianza de tres partidos políticos y poseer diferentes ideologías, presentan similitudes en sus propuestas políticas sobre todo con un apoyo rotundo a los asentamientos israelíes en la frontera con la Franja de Gaza, la negación de la creación de un Estado árabe palestino, el rechazo a los acuerdos de Olso de 1993 y a la aplicación de una religión judía sionista.
Por último, otra zona importante a analizar es la región de Asía-Pacifico que mantiene una relevancia fundamental en las relaciones internacionales y que resulta proporcional al fortalecimiento de las economías de la zona.
Sin embargo, analizar las tendencias políticas de los países que conforman la región resulta complicado puesto que varios países como Tailandia se encuentran bajo una dictadura militar y la democracia no existe como tal en la nación. En el caso de China, sigue bajo un sistema político unipartidista, es otra exclusión del sistema político democrático por lo cual resulta imposible hablar de derecha o izquierda en un país tan polarizado. No obstante, es necesario un análisis del sistema político de democracias más fortalecidas como son Japón y Corea del Sur.
En Japón, el poder ejecutivo recae en el primer ministro cuyo puesto actualmente está ocupado por Shinzo Abe del Partido Liberal Democrático (PLD) caracterizado por sus ideales conservadores y una tendencia fuerte hacia una doctrina neoliberal. El PLD forma parte importante de la sociedad japonesa, el cual desde finales de la Segunda Guerra Mundial ha contribuido en la implantación de los ideales de democracia y libertad, este último término adaptado a un orden económico exclusivamente ya que la estructura social de Japón no sobrepone el derecho de libertad sobre la armonía del colectivo social que representa el Estado.
Conociendo esta ideología es claro el porqué de la inclinación hacia la derecha en Japón y como hasta la fecha resulta impensable un gobierno de izquierda que rompe un status quo que le ha costado a la colectividad japonesa construir. Asimismo, el actual presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump ha señalado que el primer ministro japonés resulta fundamental para contraer a China.
En el país vecino, Corea del Sur, el escenario es similar, pero con un aspecto sociológico diferente. El país actualmente es gobernado por Park Geun Hye quien emana de las filas del Partido de las Nuevas Fronteras (Saenuri) que es el principal partido de derecha en el país, aunque se considera centro derecha.Corea del Sur es un país tradicionalmente conservador que se hace patente en el rechazo al matrimonio homosexual y el fortalecimiento de la defensa nacional.
Finalmente, Filipinas es el país que ha generado mayor relevancia ya que la ideología de derecha se ve plasmada en el actual jefe de Estado, Duterte que ha presentado un discurso fuerte y poco conciliador donde los derechos humanos resultan del poco interés de mandatario.
Así, la región de Asia Pacífico se caracteriza por una tendencia hacia la derecha, pero a diferencia de los casos más recientes en Europa, la ideología de derecha forma parte de la estructura sociológica de determinados países como son Corea del Sur y Japón, en otros casos son productos de una historia basada en gobiernos militares como es el caso de Tailandia o de una necesidad ante un problema social como son las drogas en el caso de Filipinas.
Elena Zamudio, Luis Tzec y Cristina Hernando