La Audiencia Nacional ha retomado la vista de extradición a Estados Unidos de Piotr Levashov, hacker ruso detenido el pasado 7 de abril en Barcelona.
Tras ser aplazada por segunda vez, una por imposibilidad médica del abogado del reclamado y otra por petición de la fiscal para examinar la nueva documentación aportada por la defensa, Levashov se encuentra ahora en una encrucijada con una única vía de salvación, la posible incompetencia de los tribunales españoles para tratar con este tema. Sin embargo, el hacker se enfrenta a una acusación de una serie de delitos entre los que se incluyen daños informáticos, asociación para cometer fraude con ordenadores, robo de identidad y escuchas electrónicas ilícitas.
Estados Unidos solicita la entrega de uno de los mayores “capos del spam”, algo a lo que el hacker se niega ya que allí le “esperan torturas”, según dice. El país le acusa de haberse enriquecido con diversas actividades informáticas maliciosas entre las que se incluye un “botnet” (red de ordenadores infectados y controlados sin el conocimiento de sus propietarios) y un “ransonware” (programa malicioso que introduce un código en el ordenador para pedir un rescate económico al dueño a cambio de quitar esa restricción).
Este es uno de los últimos episodios relacionados con los ciberataques rusos. Recientemente, los hackers se han visto inmiscuidos también en un gran número de cuentas falsas de Twitter y Facebook para alentar el conflicto racista que se está viviendo en EEUU, algo que ha hecho que la inteligencia del Congreso prepare una audiencia pública para noviembre junto a los directivos de ambas redes sociales y los de Google.
Recordemos que el conflicto se ha disparado tras la reciente protesta de jugadores de la NFL, la liga de fútbol americano, quienes se han arrodillado en señal de protesta por la brutalidad de la policía y el racismo de la misma en lamentables escenarios como el de Charlottesville. A ello se le han sumado varias celebridades de la NBA, la liga de baloncesto, entre las que se encuentran el jugador LeBron James y el entrenador de los San Antonio Spurs y seleccionador de los estadounidenses Gregg Popovich.
“Sabemos que el racismo existe. Me pregunto hasta cuando los votantes de Trump tolerarán esto, ¿dónde está su límite?, ¿en qué momento entra en juego la moralidad?” ha dicho el seleccionador de baloncesto.
Los excesos de Trump no tienen límites, y aunque ahora intente camuflarlo con una falta de respeto al patriotismo, eso no le libra a llamar “hijos de puta” a jugadores, casualmente, afroamericanos. Trump es la representación del pueblo, y si el presidente es tan activo en Twitter, los rusos no iban a ser menos, así pues que mejor medio para dinamitar la democracia que dividir la sociedad por un tema racial a través de las redes sociales y hashtags como #boycottnfl #standforouranthem y #takeaknee.
Anne Gisasola y Carlos Polo