Un informe restringido de la Unión Europea – filtrado a través de la plataforma Statewatch.org – planea dejar de dar ayuda humanitaria a los países que no acojan a personas deportadas. La próxima semana se celebra en Bruselas una cumbre de dos días sobre la situación en Afganistán, en la que la Unión Europea planea – según este documento – amenazar con la reducción de ayudas si el país no acepta al menos a 80.000 solicitantes de asilo deportados. Timon Sharan, uno de los principales analistas del Grupo de Crisis Internacional en Afganistán, explica que el país “no está en posición de responder a tales cifras”. Tal y como detalla The Guardian, el gobierno afgano se encuentra batallando una crisis interna y ha fracasado en su plan de reactivación de la economía.
El informe revela, además, que la cifra de refugiados de origen afgano alcanzó un nivel sin precedentes en el año 2015: aproximadamente 213.000 personas solicitaron el asilo en Europa, posicionándose, así, como el segundo mayor grupo de migrantes por debajo de los sirios. Afganistán es altamente dependiende de la ayuda humanitaria (pues supone alrededor del 40% de su PIB), de forma que una reducción drástica de la misma tendría un efecto muy negativo en la seguridad y estabilidad del país.
Según parece, la Unión Europea busca resolver la crisis de refugiados de esta forma: pagando por deportar personas. El ejemplo más conocido fue el acuerdo con Turquía, aunque existen otros países en situación similar, como son Níger, Etiopía, Líbano y Libia. Europa ha firmado en los últimos meses múltiples acuerdos, aunque parece haber olvidado el más importante de todos ellos: su tratado fundacional, el Tratado de Lisboa; aquel que establece valores democráticos de solidaridad y dignidad; aquel que establece los principios sobre los que la Unión Europea se construyó. Aquel que no permitiría pagar por deportar personas.
Silvia Prada Herrero