En una Europa marcada por la inmigración, la crisis de refugiados y la amenaza terrorista, los partidos de extrema derecha están ganando posiciones. Tras las elecciones generales que han tenido lugar durante 2017 en diversos países Europeos, los partidos políticos de extrema derecha han demostrado que no están de retirada, sino que están ganando adeptos.
Los partidos de extrema derecha tienen representación en 17 parlamentos de la Unión Europea. Hay 28 Estados Miembros. Según fuentes consultadas por el periódico La Vanguardia, partidos que no contaban con ningún diputado ganaron fuerza dentro sus parlamentos. Tal es el caso de la Alternativa para Alemania (AfD), partido político Alemán, que tras las elecciones terminó con 92 diputados. El caso de la República Checa llama la atención por su peculiaridad, ya que cuenta con varios partidos políticos de aire extremista y populista. El movimientoAlianza de Ciudadanos Descontentaos (ANO)consolidó su posición con un 29,07% de los votos; se trata de un movimiento populista que fue fundado por el millonario Andrej Babis. Por su parte, el partido SPD, ultraderechista, con su discurso antigitano, antimusulmán y antirefugiados consiguieron un 10,06% de los votos. Sin embargo, el discurso no se trata de un discurso que defienda ideas que nos sean defendido por otros partidos de extrema derecha. Le Front National, con Marine LePen a la cabeza, desarrollaba un discurso centrado en la lucha antiterrorista y el ataque a la inmigración y si bien es cierto que la candidata no ganó la presidencia, su partido terminó con 8 diputados en el parlamento. Sin embargo, no son los únicos. Países como Hungría y Polonia cuentan con un porcentaje de voto de al rededor del 50% a sus corrientes partidos de extrema derecha, incluso los países nórdicos como Finlandia o Suecia no han pasado ajenos a este suceso, con un porcentaje de voto de más del 12%.
Pero, ¿es este suceso congruente con la imagen exterior de estos países? Las anteriores estadísticas, que muestran a una Europa propensa al populismo y a la extrema derecha, contrastan sobre todo con la imagen que algunos de estos países se esfuerzan en proyectar. Destaca el caso de los Países Bajos, que desde hace tiempo trata de transmitir hacia el exterior la imagen de un país innovador y abierto. La estrategia de marca-país de Holanda ha ido encaminada en los últimos años hacia el refuerzo de su perfil cultural y a la formación de una imagen positiva, así como hacia el objetivo de conseguir un perfil cultural fuerte en el mundo internacional. En definitiva, los holandeses pretenden generar más conocimiento y apoyo en el extranjero para fortalecer su imagen exterior.
Países Bajos es un país en el que conviven 18 millones de personas. Está estructurado en torno a un centro de servicios y facilidades fuerte como es Ámsterdam, además de contar con el aeropuerto de Schiphol como centro de distribución y Rotterdam como uno de los puertos más grandes de Europa. Por su parte, el gobierno se encuentra en una ciudad distinta a la capital (La Haya), hecho que pasa en pocos países más.
Es remarcable la imagen que proyecta Holanda por su frescura y su tranquilidad, y resulta casi imposible pensar en Holanda sin recurrir a sus símbolos más obvios: las bicicletas, el queso y los canales. Sin embargo, y más allá de los estereotipos, Países Bajos ostenta además el puesto número 16 en el Country Brand Index de los años 2014-2015, hecho diferencial hablando de países europeos, teniendo en cuenta que en el top 5 está ocupado por países como Japón o Canadá. Por lo tanto, se puede afirmar que Países Bajos se sitúa en una zona de alta influencia europea por los valores e imagen exterior que transmite como país abierto e innovador.
Sin embargo, frente a esta imagen de país joven, cosmopolita y acogedor de cualquier cultura, este 2017 ha traído para Holanda el ascenso de populismo y de la extrema derecha. El Partido por la Libertad, PVV se trata de un partido político neerlandés de extrema derecha, fundado en 2006. Es una escisión del Partido Popular por la Libertad y la Democracia y se caracterizan por defender el nacionalismo holandés, el populismo de derecha, la islamofobia y el euroescepticismo. Según palabras recogidas por el periódico El Mundo, su líder Geert Wilders exclamó que Países Bajos necesita recuperar el control de sus fronteras y decidir “quién entra en su casa y quién no”. Durante su campaña electoral el líder del partido arremetió contra los marroquíes, refiriéndose a ellos como escoria, y contra el islam, ideología que considera muy peligrosa. Actualmente su partido cuenta con 20 representantes en un parlamento de 150 diputados.
Resulta difícil de comprender que frente a las estadísticas favorables y la imagen exterior impecable que proyecta Países Bajos, podamos encontrar un partido politico con representación en el gobierno cuyos valores sean los opuestos.
Beatriz Crespo y Judith Esteve