Finanzas de cine

Si se acepta que las relaciones humanas están mediatizadas en buena parte por motivos económicos, tampoco es menos cierto que esta influencia también se percibe en otros fenómenos culturales como la literatura o el cine de manera más o menos explícita. La preocupación por los temas económicos está creciendo con el tiempo y, favorecida por el acceso y uso de las nuevas tecnologías, está generando una clase de millones de pequeños inversores en todo el mundo cada vez más informada.
Estas personas, que no son profesionales de las finanzas, se pueden considerar factores externos capaces de actuar de manera imprudente, a veces motivados por la opinión pública antes que por el profundo conocimiento de los mecanismos empresariales y comerciales, y es este colectivo el que en un determinado momento puede poner en un brete el habitual comportamiento de los mercados. Tanto algunas películas de temática económica como ciertos libros de carácter más divulgativo que científico pueden favorecer que una amplia mayoría tome decisiones que desestabilicen el sistema.
Pensemos, por ejemplo, en la obra Cleptopía: fabricantes de burbujas y vampiros financieros en la era de la estafa de Matt Taibbi. El título, ya de por sí, es desproporcionado y parece ideado para atraer a toda clase de lectores. Es claramente una obra de divulgación y, aunque el contenido pueda ser razonable, sin embargo en el ámbito académico el trabajo periodístico no puede suplantar la labor científica de los expertos.
Con el cine ocurre algo similar. Dado que la adoración por la imagen cada día gana más terreno a la cultura escrita, parece pertinente y admisible que el conocimiento de la economía pueda difundirse también a través de este medio, pero siempre sin perder de vista que nunca debe ser un sustituto de los manuales clásicos.
También hay que tener en cuenta que en grabaciones de una hora y media, por término medio, no se pueden hacer análisis que precisan de más tiempo y profundidad. A ello hay que añadir la necesidad de divertir al espectador. Por consiguiente el cine sobre asuntos económicos no es la mejor manera de aprender economía, aunque sí sea un buen aliciente para interesarse por ella.
A primera vista, cuando determinados asuntos salen mucho a colación pueden deberse bien a que hayan adquirido una especial trascendencia social (tal vez se trate de una moda) o bien a que haya aparecido un problema de gran envergadura. Dicho de otro modo: cuando se produce una polémica sobre un tema, puede suceder que el tema resulte muy relevante o que no valga la pena siquiera mencionarlo.
Dada la trascendencia de la Economía en estos tiempos, parece que estudiar el cine sobre asuntos económicos es interesante. Hay que tener en cuenta que una de las críticas más repetidas que se hacen a la población española en general es su escasez de cultura económica.
La idea de la persona preocupada principalmente por la economía, que comenzó a desarrollarse en la época de la Ilustración, ha alcanzado una relevancia especial en los siglos posteriores y casi se puede decir que obsesiva en nuestros días.
Conforme ha crecido la importancia del llamado homo oeconomicus (dejando un poco de lado al homo sapiens), también ha se ha modificado y complicado su comportamiento. Este hombre se ha ido alejando progresivamente de las ideas que la escuela clásica consideraba actitudes razonables, para convertirse en una maraña de decisiones en algunos casos descabaladas o cuando menos sorprendentes.
Sus hechos han fomentado la actividad periodística en unos casos y han desatado la imaginación de los guionistas en otros casos. En la industria del cine, los resultados son películas con desigual profundidad de contenidos, irregular calidad pero en la mayoría de los casos, con unos actores muy bien escogidos.
La mayoría de las películas tiene una gran carga crítica y reivindicativa como ocurre, por ejemplo, con la trayectoria de Ken Loach. En general, la visión que se presenta sobre el mundo de las finanzas es negativa pero, insisto, se trata de cine, no de análisis técnico. El cine, como el arte en general, trata lo anodino, lo sorprendente, lo que no suele acontecer todos los días, así pues lo escandaloso es motivo artístico, lo que no resulta llamativo ni es artístico es el hecho de que las cosas funcionen correctamente porque se da por supuesto que esto tiene que ser así.
Probablemente lo más importante del cine sobre finanzas no sea su argumentación teórica sino el hecho de representar el reflejo de la opinión pública sobre el mundo financiero. Al público le gusta oír lo que siente, como el melómano que disfruta más escuchando la pieza conocida que la que escucha por vez primera.
Desde principios de este siglo, los estudios sobre la incidencia de los avatares económicos en el cine han ido creciendo como demuestran los trabajos de Álvarez Martínez, Casares Quiroga y Santos Redondo, Dadek, Garrido González, Guivernau Molina, Ramos Gorostiza, Leet y Houser, Torres-Dulce Lifante,….A mi juicio, y sorteando los reparos que cualquier taxonomía ocasiona, se pueden vislumbrar al menos cinco tipos de películas (*las traducciones no son literales sino tal como se han adoptado en España):
A) Las que no tienen una finalidad económica, sino que la Economía es un mero pretexto para el desarrollo de fines puramente artísticos, como es el caso de The Merchant of Venice (El mercader de Venecia (2004), o la finalidad del tema es otra que poco tiene que ver con las finanzas como acontece con American Psycho (2000) en que la única relación con las finanzas es el hecho de que el protagonista asesino sea vicepresidente del Departamento de Fusiones y Adquisiciones de Pierce & Pierce.
B) Las que no tratan directamente asuntos financieros pero sí dejan entrever un trasfondo económico como, por ejemplo, The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira, 1940), His girl Friday (Luna nueva, 1940), One Two Three (Uno dos tres, 1961), Badlands (Malas tierras, 1973),…
C) Los guiones cinematográficos con voluntad de exponer cuestiones financieras trascendentales. Este es un cine temático muy desarrollado en las últimas décadas, con productos como Wall Street (1987), The boiler room (El informador, 2000), Rogue Trader (El gran farol, 1999, sobre los productos derivados), A Beautiful Mind (2001), I banchieri di Dio (Los banqueros de Dios, 2002), Margin Call (2011), Arbitrage (Mentiras mortales, 2012) Le capital (El capital, 2012),…. Más adelante comento algunas de estas películas.
D) Los documentales como Tulipmania (2000), Enron: The Smartest Guys in the Room (Enron: los tipos que estafaron a América, 2003), The Take (La toma, 2004), Money as Debt (Dinero es deuda, 2006), Lucio (España, 2007), The Story of Stuff (La historia de las cosas, 2007), Food, Inc. (2008), Capitalism: A Love Story (Capitalismo una historia de amor, 2009), Inside Job (2010), Zeitgeist: Moving Forward (La corporación, 2011) y una de las últimas, The Queen of Versailles (2015), sobre los reyes de la multipropiedad, que en cierto sentido nos evoca al clásico de ficción Citizen Kane (Ciudadano Kane, 1942).
E) Las series televisivas. Muchas han demostrado una incuestionable calidad como la norteamericana Deadwood (2004-2006). Por lo que atañe a nuestro propósito, es conveniente ver el capítulo 9 de la serie 2, titulado Amalgamation and Capital (Fusiones y capital), adecuada como complemento del mismo tema brillantemente tratado en España por Juan Mascareñas (Fusiones y Adquisiciones, 1992 y sucesivas reediciones).

A modo de reseña cronológica.-
Dentro del pretendido clasicismo, entre las películas más viejas, cabe destacar American Madness (La locura del dólar, 1932), Modern Times (Tiempos modernos, 1936) y The Man in the White Suit (El hombre del traje blanco, 1951). La primera no reviste especial profundidad de teoría económica; presenta un drama de familia ocasionado por las zancadillas de los compañeros al presidente de un banco. La segunda presenta los problemas derivados de la segunda revolución industrial. La tercera, además de la soberbia interpretación de Alec Guiness, acota un tema de candente actualidad desde la revolución industrial: los inventos mejoran el nivel de vida de los ciudadanos, pero también generan más paro. Francis Ford Coppola desarrolló un tema similar en Tucker (1988) sobre la creación del coche del futuro.
En 1976 se estrenó una película crítica con los intereses económicos ocultos de las grandes cadenas televisivas. Es Network, traducida en español como Un mundo implacable. Recuerda mucho a Luna nueva (1940), aunque no llega a alcanzar los magistrales diálogos de esta última.
En 1983 asistimos a Trading places (Entre pillos anda el juego), una muy divertida película de entretenimiento asentada en los caprichos de dos grandes magnates para manipular la conducta humana así como el mundo de la bolsa.
En 1987 salió Wall Street. El nombre lo dice casi todo. El argumento es bastante trivial. Trata sobre los efectos de la información privilegiada en el mundo financiero y bursátil. Son más llamativos los protagonistas que el contenido; la frase lapidaria de Gordon Gekko (personaje interpretado por el actor Michael Douglas) “greed is good” es muy provocativa, al menos frente al pensamiento católico. En el año 2010 se produjo una continuidad: Wall Street 2: Money Never Sleeps (Wall Street 2. El dinero nunca duerme). Es un argumento algo más enmarañado en el que se mezcla la bolsa con los fondos de inversión y los paraísos fiscales.
En 1988 se proyectó Working Girl (Armas de mujer). Como en muchas otras películas la trama se centra sobre todo en los intríngulis personales más que en las maniobras financieras a gran escala. La simpatía de Melanie Griffit rompe un poco la tónica de las gesticulaciones apáticas y serias de la mayoría de personajes que actúan en estas películas, no obstante el filme no se salva, a pesar de sus desenfadadas escenas, de esa tan extendida ceremoniosidad que caracteriza a la mayoría de ellas.
En 1991 Other People’s Money (Con el dinero de los demás, 1991) da pie para poder discutir sobre la teoría de la destrucción creativa, concepto creado por Sombart y ampliado por Schumpeter.
En 1998, Pi (Pi, fe en el caos) ha pasado por película de ciencia-ficción. Trata de la búsqueda de una cifra capaz de explicar las actividades humanas de mediante fórmulas matemáticas, entre otras las actividades bursátiles. Hoy día no parece ser que la ficción sea tan acusada, al menos en la bolsa, a juzgar por el empleo de complejos algoritmos de programas informáticos capaces de ejecutar cientos de miles de órdenes por segundo.
En el 2001 encontramos A Beautiful Mind (Una mente maravillosa). Trata la vida del premio nobel de Economía John Forbes Nash, gran innovador de la Teoría de juegos, pero a través de la novela de Sylvia Nasar, interpretación en la que se percibe cierto sensacionalismo y que adolece de algunas inexactitudes.
En el mismo año apareció Mergers & Acquisitions, discreta producción inglesa cuyo título sólo responde al telón de fondo de un tema doméstico. Poco difunda en España. No hay versión en nuestro idioma.
En el 2004 vimos In good Company (Algo más que un jefe), una amable comedia que narra las relaciones laborales entre los compañeros de una empresa editorial.
En el año 2010 apareció un exhaustivo trabajo de campo que ha revolucionado en parte la opinión pública: Inside Job. Argumento perfectamente trabado con continuas entrevistas a los principales responsables de la crisis financiera a principios de este siglo. Para una mejor asimilación tanto de los hechos como de las declaraciones, conviene haber leído previamente obras de carácter divulgativo como Contabilidad y finanzas para dummies (2012) de Oriol Amat y Bolsa para dummies (2013) de Josef Ajram.
En el mismo año se estrenó The last days of Lehman Brothers (Los últimos días de Lehman Brothers), recreación de carácter documental producida por la BBC sobre la chispa que en 2008 encendió la crisis financiera internacional que venía gestándose años antes, y que se simboliza con la caída de esta institución, uno de los bancos financieros con mayor solera de Wall Street.
En el 2011 se presentaron, entre otras, tres películas con acentuado carácter dramático:
– Zeitgeist: Moving Forward, traducida como La corporación. Película-documental. En el aspecto económico conviene examinar la parte segunda, revisionista con el liberalismo de la Escuela Clásica y una tremenda crítica al crecimiento desproporcionado y al consumismo como vías para el mantenimiento del sistema financiero. Si acierta en sus vaticinios, tras analizar las asombrosas devaluaciones monetarias del pasado siglo, podemos pensar que el dinero con el tiempo valdrá muy poco o nada.
– Margin Call (El precio de la codicia). Las estupendas interpretaciones de Jeremy Irons y de Kevin Spacey, sin menosprecio del resto del reparto, hacen que esta película tenga un atractivo especial que nos mantiene en constante atención.
-Too big to fail (Malas noticias) abunda en la línea marcada por Inside Job, pero en este caso no se trata de un documental sino en un guion que tiene como base la novela de Andrew Ross Sorkin.
En el 2012 apareció un trabajo español muy curioso que recuerda la deshumanización representada en Metrópolis, la fabulosa obra de Fritz Lang. Se trata de Error 0036, que presenta una sociedad apática.
El año 2013 fue fértil en películas de asuntos económicos, pero sus tramas tienen escasa relevancia para la teoría económica. Destaco tres:
-Assault on Wall Street (Asalto en Wall Street), de escasa trascendencia para la Economía, ya que el contenido se centra en la venganza de un guardia de seguridad contra los responsables financieros de la crisis. American Hustle (La gran estafa americana). Lo mismo que la anterior, es una revesada serie de acontecimientos en los que se entremezclan las relaciones amorosas y los engaños financieros entre particulares. The Wolf of Wall Street (El lobo de Wall Street). Asimismo presenta un entorno de engaños, en este caso entre altos ejecutivos.
Finalmente en el 2015 asistimos a The Big Short (La gran apuesta). Excelente película testimonial sobre la actividad económica del médico estadounidense Michael Burry y tres colegas que apostaron sus ahorros contra la previsible crisis bancaria causada principalmente por las hipotecas subprime y las CDOs. Aunque el guion está escrito a partir del libro de Michael Lewis, y a pesar de algunos aspectos caricaturescos sobre Burry, en general la trama se ajusta a la realidad.
Esta breve lista de películas mínimamente comentadas nos puede dar una ligera idea del complicado mundo de las finanzas. En épocas pasadas las crisis se han resuelto algunas veces mediante conflictos bélicos. Ahora se habla de guerras económicas (corralitos, devaluaciones,…), incluso están desarrollándose en algunos países escuelas de ejércitos de economistas financieros. Nos encontramos en una nueva era en la que las reglas del juego están cambiando, los clientes progresivamente están mejor informados y, en consecuencia, son menos manipulables. El cine es un aliciente para ayudar a conocer estas actividades aunque sea de modo superficial.

Inés Martín de Santos

 

Sobre el Autor

Publicaciones de la redacción del observatorio.

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