La semana pasada se llevó a cabo en Viena una de las reuniones anuales de los ministros del Petróleo de la OPEP, la organización internacional formada por países productores de petróleo que tiene como función principal gestionar los niveles de producción de esta materia prima para hacerla lo más sostenible posible y maximizar los beneficios económicos.
Esta reunión, en la que el principal objetivo era establecer un límite a la producción del crudo, se encaraba con mucha expectación. Los 13 países miembros de esta organización esperaban esta vez conseguir que Irán aceptase la propuesta de Arabia Saudí de establecer un techo al crudo que bombean. Cualquier tipo de acuerdo entre Riad y Teherán habría sido visto como una sorpresa tras las diferencias que desde hace décadas confrontan es estos dos enemigos políticos, pero fue imposible llegar al deseado acuerdo.
Arabia Saudí previno en abril de este año los planes de congelación de la producción global del crudo que el mercado del petróleo estaba buscando. Riad dijo en ese momento que apoyaría el acuerdo, en el que también iba a participar Rusia a pesar de no ser miembro de la OPEP, sólo si Irán aceptaba congelar el bombeo.
Irán ha sido el principal obstáculo para la Organización de Países Exportadores de Petróleo para llegar al acuerdo, sobre todo, tras el hecho de que el país aumentase su oferta de crudo a pesar de que la OPEP quería justamente lo contrario. Teherán ha declarado que deben permitirles ese aumento de producción para igualar el punto en el que se encontraba antes de las sanciones internacionales, impuestas tras su programa nuclear y que ya han sido retiradas.
El ministro del petróleo de iraní, Mehdi Asali, afirmaba que su país “apoya los esfuerzos de la OPEP para conseguir una cierta estabilidad en el mercado, con precios justos y lógicos, pero no va a poner en peligro su funcionamiento con un congelamiento en la producción”, y que “este tema podrá discutirse cuando el mercado llegue a una cierta estabilidad”.
La reunión de la OPEP que tuvo lugar el 4 de diciembre de 2015, también fue infructuosa para el establecimiento de estas políticas con respecto al petróleo, y eso hizo que los 13 países miembros de la organización bombeasen todo lo que quisieron, lo que inundó el mercado. Como resultado, los precios bajaron a 27 dólares por barril en enero, su punto más bajo en más de una década, pero desde entonces los precios han subido hasta situarse en torno a los 50 dólares por barril debido a los cortes en producción global.
Y en esta ocasión no fue diferente. El enfrentamiento entre Arabia Saudí e Irán frustró una vez más el posible acuerdo promovido entre los miembros de la OPEP. Khalid Al Falih, ministro de Energía de Arabia Saudí, declaró que el cartel debe “asistir el reequilibrio del mercado”, es decir, establecer un techo al crudo que bombean. Sin embargo, Irán, su gran rival, que quiere aumentar su producción tras años alejado del mercado por las sanciones, no estuvo de acuerdo.
El resultado de la reunión de la semana pasada en Viena fue que los niveles actuales, que según los datos de la organización ascendieron en abril a 32.44 millones de barriles al día, se quedan de momento inalterados. El repunte del precio del petróleo – el Brent, la referencia internacional, volvió durante la mañana del pasado jueves, tras la reunión, a superar los 50 dólares.
El nuevo ministro de Energía de Arabia Saudí, por su parte, propuso introducir un techo común a la producción del cartel, a la espera de que la demanda, que volverá a superar la oferta en 2017, permita la disminución de los inventarios y anule la actual excedencia de crudo, explica Gareth Lewis-Davies, analista del mercado del petróleo de BNP Paribas.
La actitud saudí y el trabajo diplomático de Al Falih a lo largo de esta semana han sorprendido a los analistas, pero no han sido acogidos de buena manera por la delegación de Irán, que solo está dispuesto a establecer cuotas individuales para los distintos países. En conclusión, si los enfrenamientos entre ambos países continúan solo queda que la OPEP siga trabajando en conseguir que Irán de su brazo a torcer y se llegue al acuerdo tan necesario para la producción de crudo o que, en su defecto, se lleve a cabo otro tipo de propuesta de contención que nivele los precios y la producción de esta materia prima.
Beatriz Martínez y Ayla Garrigó