Pedro Passo Coelho, ganador de las elecciones generales de 2015 en Portugal con el Partido Social Demócrata, fue elegido como primer ministro de Portugal en 2011. Cuatros años después, aun no consiguiendo la mayoría absoluta, ha demostrado haber convencido a los portugueses de que sus medidas de austeridad funcionan.
Passo Coelho se crio entre las localidades angoleñas de Kuito y Luanda, dado que allí su padre ejercía la medicina y, no fue hasta los 9 años. 5 años después se unió a la Juventud Social Demócrata. A los 16 años fue miembro del consejo nacional y llegó a la presidencia de la Comisión Política con la temprana edad de 24 años. Ha sido miembro de la Asamblea Nacional, de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, vicepresidente de la Comisión Política del Partido Social Demócrata y Alcalde de Amadora.
En 2010, tras la publicación de su libro “Mudar” que en español significa cambiar, se postuló como candidato a la presidencia en las elecciones nacionales donde su partido, el PSD, ganó holgadamente y él se convirtió en el primer ministro portugués.
A juzgar por los resultados, las políticas de cumplimiento de los objetivos de la famosa troika junto con su política de austeridad parecen haber convencido a buena parte de los portugueses de que ese es el camino a seguir, tanto que aunque no consiguió en 2015 la mayoría absoluta si consiguió 104 escaños de los 116 que eran necesarios para obtener la mayoría absoluta.
Passo Coelho es un político que ha destacado por no viajar en bussines, ni cambiar su lugar de vacaciones, Manta Rota, ni siquiera cuando su terraza se llena de manifestantes. No mantuvo artificialmente al Espirito Santo ni a Portugal Telecom, por mucho que el máximo dirigente de la primera institución le pidiera auxilio.
“Tendría que pensar, pero no me acuerdo de la última vez que me enfadé” decía el portugués al Observador y es que este político de centro derecha destaca por ser inmutable, sin un mal grito, ni tan si quiera un mal gesto.
Es por esto que podría haber convencido a sus fieles en el país luso de que sus remedios, aunque lentos llevan aplicada la receta correcta para salir de este mal paso.
David Jiménez
