Por fin, después de semanas concretando el encuentro, el martes 6 de marzo, tuvo lugar la charla de El Orden Mundial programada por el Club de Relaciones Internacionales(IRCLUB) de la Universidad Europea de Madrid. Este think tank español, surgió hace poco más de un año entre estudiantes de la Universidad Complutense y la Universidad Rey Juan Carlos. Consiguiendo 40200€ gracias a su proyecto de crowfunding, se ha posicionado como uno de los más leídos en el mundo hispanohablante en temas relacionados con geopolítica, derecho, periodismo e historia. Especialmente famosos por sus cartogramas, han conseguido gran difusión entre la gente joven, también fuera de nuestras fronteras, alcanzando más de 150 mil seguidores en su cuenta de twitter.
Adrián Albiac y Eduardo Saldaña, se presentan en nuestra universidad como cualquier estudiante, con vaqueros y zapatillas. Hablando con otros alumnos antes de empezar, dispuestos a presentarnos su conferencia sobre desinformación. Poco tardamos en darnos cuenta de que tenemos enfrente a dos oradores jóvenes, sobradamente preparados, con tablas y experiencia suficiente para justificar ante profesores y alumnos la meteórica expansión de su blog.
La charla empieza haciendo un breve repaso histórico de lo que podríamos llamar desinformación. A pesar de ser un término de nuevo cuño, nada nuevo bajo el sol. Nos ponen rápido en situación, recordando cómo desde tiempos de la primera Guerra mundial, los aliados se situaban en la frontera francesa para emitir programas de radio en alemán, con la intención de minar la moral del enemigo. Tras la segunda gran guerra, Hollywood también jugó un papel esencial siendo el eje central del poder blando de Estados Unidos, ayudando a este a ganar la batalla hegemónica que, según nuestros ponentes, fue la precursora de la caída del régimen comunista en los 90.
Llama mucho la atención, la descripción relativista que Adrián y Eduardo nos dan del término. Bajo su punto de vista, cada actor tiene unos intereses particulares intrínsecos a su condición de actor internacional, y la desinformación será siempre una información sesgada alineada con estos intereses. Por tanto, ¿entendemos que hay una desinformación benigna? Nadie quiere dispararse en el pie.
La evolución de los medios de comunicación, ha estado siempre ligada a los centros de poder, y a la batalla por el relato global. De forma magistral, hacen un breve recorrido por la historia de la BBC, de como esta se convirtió en referente de información de calidad, especialmente desde los tiempos de la guerra fría, alcanzando su consolidación durante la guerra del golfo, en la que los propios países árabes recurrieron a esta y a sus especiales 24h. Pronto, otras potencias regionales como Arabia Saudí se dieron cuenta de la importancia de ser referente en información, y fundaron sus propias agencias con vocación internacional para intentar liderar el relato. La nueva Rusia, tras la caída del bloque soviético, tampoco tardó en fundar su canal de noticias RT con el mismo fin.
Pero las disrupciones tecnológicas no esperan a nadie, y con la aparición del internet comercial a finales de los 90, el modelo de distribución de la información cambió por completo. De un modelo piramidal, donde estados y centros de poder corporativo controlaban el flujo, se pasó a la denominada democratización de la información. Este hecho, por primera vez, parecía dirigirnos de forma clara a un modelo informativo de mayor claridad y veracidad, junto con la aparición de las redes sociales, el siguiente gran salto en la difusión de información. Si todo esto apunta en la dirección opuesta, ¿cómo explicamos el punto en el que nos encontramos? Nunca hay una sola razón. Especial mención merece el fin de la neutralidad de la red, tema que daría para otro sesudo artículo.
Hoy, con El Orden Mundial hemos tratado de profundizar en el tema de la desinformación, fake news e infoxicación. Este nuevo estado de las cosas, lleva asociado nuevos peligros. En la era de las redes sociales, los click -makers (captadores de clicks) son los nuevos reyes de los tablones de Facebook y otras redes sociales. Recientemente, la empresa de Zuckerberg se vio obligada a modificar sus algoritmos para dar caza a este tipo de contenido viral, diseñado para atraer la atención del usuario que desde cuentas robotizadas en países remotos (¿?), y con la colaboración necesaria de consumidores ávidos de este tipo de contenido, que dan forma a la opinión pública en redes sociales. Aunque no solo se trata de conspiraciones contra la verdad. Hoy en día, hay un mercado real, en el que cualquier persona puede dedicarse a la difusión de este contenido por el mero beneficio económico, independientemente de su sesgo político.
Por Nasanin Gabriella Alavinasab -Jara y Álvaro Torrent Calvo